Elecciones 2005. Las más abúlicas, intranscendentes y alimentadoras de nihilismo que se recuerden. Sin fútbol el Domingo, que mejor que refugiarse en el cine, y por suerte, EL ODIANTE dio con una de las sorpresas del año… “La casa de cera”
La Casa de Cera (House of wax – Australia, EU – 2005 – Jaume Collet-Serra)
¿Se puede hacer una buena película de terror con un elenco de actores jóvenes y carilindos (¡Y que encima incluye a Paris Hilton!), con una banda de sonido que necesita promocionar a la nueva sensación del New Metal (My Chemical Romance y yo que se quién más, en este caso) y con un argumento más que trillado? La respuesta es: vean La Casa de Cera.
La película larga desde un lugar muy común en el género, un grupo de personajes deben tomar un desvío en la ruta y terminan, por decirlo de alguna manera, en la boca del lobo. Argumento que sirvió desde la genial y minimalista “Detour” (E. Ulmer, 1945) hasta “La Masacre de Texas” modelo 2004, estrenada también este año. Pero lo que convierte a “La casa de Cera” en una sorpresa, no son su premisas, sino su notable puesta en escena, su pulso narrativo, su desfachatez para mostrar crueldad y sadismo. La primera escena que vemos es un almuerzo de una familia a la cual no se le ven los rostros, o más apropiado, a la cual la cámara decapita. Los niños se ponen rebeldes y los padres contestan con brutalidad hasta que se rompe una máscara de cera. Mas allá de narrar sobre la condición de los asesinos, la escena plantea un enigma, nos mete en un clima perturbador y hasta se da el lujo de citar a “Que paso con Baby Jane” (Referente que luego se hace explícito). Y nada de lo que después sigue esta exento de virtuosismo y lucidez. Cera que chorrea, una joven que intenta gritar pero no puede por que sus labios están pegados con La Gotita, un árbol que sacude sus hojas ante la ventisca que trae el hedor de una pila de cadáveres (Luego de enfocar las hojas moviéndose, la cámara baja y toma a un personaje que juega Fútbol americano. Con ese movimiento hasta se puede decir que se siente el viento en la cara.). Estos son solo algunos de los elementos capaces de contagiar sensaciones corporales, de involucrar al espectador al máximo, y como consecuencia, capaces de provocar terror.
Como un colmo de los cirujanos plásticos, los asesinos de la película tratan de conservar el estado de los cuerpos cubriéndolos de cera, y lo mejor, estando aún las personas vivas. Con semejante vicio, la película obviamente no se priva de mostrar grandes dosis de violencia, que aunque estilizada, siempre pensada en función narrativa. Las muertes están bárbaras, y la mejor y más brutal de todas es la que sufre Paris Hilton, como si el director le diera el gusto al espectador de que su ojo vengue la malcrianza y estupidez de la rubia. Encima el asesino registra en video digital el cadáver de la Hilton, formato con el cual la mina consiguió celebridad. ¡Vamos que unos cuantos saben de que hablo! Todos en el pueblo al que conduce el desvío son cadáveres hechos muñecos de cera tamaño natural, y esto desde el año 1962, dato que sabemos gracias a que en el pueblo todavía se proyecta en el cine “Que paso con Baby Jane” de Robert Aldritch. ¡Fíjense con que inteligencia esta usada la cita! Y si hay algo en lo que realmente es fuerte “La casa de cera”, es en su capacidad de crear situaciones entre cuerpos vivos y cadáveres, bandos esenciales y entre los cuales transitan todos los personajes del genero de terror, que acá se fusionan y confunden dando lugar a las más ingeniosas escenas.
Si el año pasado fue “El amanecer de los muertos”, la gran sorpresa del terror norteamericano de este año es “La casa de cera”. ¡Siempre se puede hacerlo bien!
La Casa de Cera (House of wax – Australia, EU – 2005 – Jaume Collet-Serra)
¿Se puede hacer una buena película de terror con un elenco de actores jóvenes y carilindos (¡Y que encima incluye a Paris Hilton!), con una banda de sonido que necesita promocionar a la nueva sensación del New Metal (My Chemical Romance y yo que se quién más, en este caso) y con un argumento más que trillado? La respuesta es: vean La Casa de Cera.
La película larga desde un lugar muy común en el género, un grupo de personajes deben tomar un desvío en la ruta y terminan, por decirlo de alguna manera, en la boca del lobo. Argumento que sirvió desde la genial y minimalista “Detour” (E. Ulmer, 1945) hasta “La Masacre de Texas” modelo 2004, estrenada también este año. Pero lo que convierte a “La casa de Cera” en una sorpresa, no son su premisas, sino su notable puesta en escena, su pulso narrativo, su desfachatez para mostrar crueldad y sadismo. La primera escena que vemos es un almuerzo de una familia a la cual no se le ven los rostros, o más apropiado, a la cual la cámara decapita. Los niños se ponen rebeldes y los padres contestan con brutalidad hasta que se rompe una máscara de cera. Mas allá de narrar sobre la condición de los asesinos, la escena plantea un enigma, nos mete en un clima perturbador y hasta se da el lujo de citar a “Que paso con Baby Jane” (Referente que luego se hace explícito). Y nada de lo que después sigue esta exento de virtuosismo y lucidez. Cera que chorrea, una joven que intenta gritar pero no puede por que sus labios están pegados con La Gotita, un árbol que sacude sus hojas ante la ventisca que trae el hedor de una pila de cadáveres (Luego de enfocar las hojas moviéndose, la cámara baja y toma a un personaje que juega Fútbol americano. Con ese movimiento hasta se puede decir que se siente el viento en la cara.). Estos son solo algunos de los elementos capaces de contagiar sensaciones corporales, de involucrar al espectador al máximo, y como consecuencia, capaces de provocar terror.
Como un colmo de los cirujanos plásticos, los asesinos de la película tratan de conservar el estado de los cuerpos cubriéndolos de cera, y lo mejor, estando aún las personas vivas. Con semejante vicio, la película obviamente no se priva de mostrar grandes dosis de violencia, que aunque estilizada, siempre pensada en función narrativa. Las muertes están bárbaras, y la mejor y más brutal de todas es la que sufre Paris Hilton, como si el director le diera el gusto al espectador de que su ojo vengue la malcrianza y estupidez de la rubia. Encima el asesino registra en video digital el cadáver de la Hilton, formato con el cual la mina consiguió celebridad. ¡Vamos que unos cuantos saben de que hablo! Todos en el pueblo al que conduce el desvío son cadáveres hechos muñecos de cera tamaño natural, y esto desde el año 1962, dato que sabemos gracias a que en el pueblo todavía se proyecta en el cine “Que paso con Baby Jane” de Robert Aldritch. ¡Fíjense con que inteligencia esta usada la cita! Y si hay algo en lo que realmente es fuerte “La casa de cera”, es en su capacidad de crear situaciones entre cuerpos vivos y cadáveres, bandos esenciales y entre los cuales transitan todos los personajes del genero de terror, que acá se fusionan y confunden dando lugar a las más ingeniosas escenas.
Si el año pasado fue “El amanecer de los muertos”, la gran sorpresa del terror norteamericano de este año es “La casa de cera”. ¡Siempre se puede hacerlo bien!
2 comments:
Me encantan tus críticas, me gusta como escribis, genio, idolo, groso, capo.
Si estuviera en papel me lo llevaria para leer en el bondi.
Podrias escribir en la Rolling Stone, en La Cosa, minimo.
Besos!
"Alguna q otra compañera de viaje"
Excelente blog, que bueno que haya gente que sepa apreciar este tipo de cine... la primera escena de esta película es antológica. Y ni hablar de la lágrima del personaje frente al piano, los que la vieron saben a lo que me refiero...
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