El Sr. y la Sra. Smith

Harto de escuchar cuanto recauda la nueva de Harry Potter, vamos a despotricar un poco contra el cine yanquee.

El Sr. Y la Sra. Smith (Mr. And Mrs. Smith – EU – 2005 – Doug Liman)

Otra película pensada en cuestión de números y farándula. “El señor y la señora Smith” tiene una de las peores características del cine de Hollywood: no hay cinco minutos de la película que no sean absolutamente predecibles. Todo por una simetría pelotuda que plantea que si en una escena le pasa algo al Sr., lo mismo le tiene que pasar en la otra escena a la señora. El trámite empieza bien, en algo que parece ser lo que Woody Allen nunca puede lograr, combinar los conflictos existenciales de una pareja con otros géneros, por ejemplo, una película de acción. Pero esto no es más que pirotecnia y explotación del romance entre las dos personalidades más guapas del mundo. Hay identidades ocultas tras los personajes y se pierde la oportunidad de dar la mínima sorpresa, de generar el mínimo suspenso. Encima le juega en contra tener a “Mentiras verdaderas” atrás, y más cerca todavía a “Los increíbles”. La belleza de Angelina Jolie ya aburrió. ¿Y dónde esta Doug Liman con sus películas indies? Suerte que tenemos a su amigo Vince Vaughn para otorgar, auque sea, un momento simpático. En esta basura que es otra demostración de lo mediocre que es la vida de los norteamericanos, que a todo tiempo necesitan generar ficciones en donde sus personajes, oculten tras su aparente cotideaneidad, la identidad de un agente secreto o un asesino profesional.

¡No Smith!... ¡Schmidt!

El transportador 2

Y como ya es costumbre, EL ODIANTE nos trae lo mejor del cine de autor. Siempre atento a las nuevas vanguardias, y a lo que viene desde los festivales más prestigiosos del mundo. En otras palabras, el cine que hay que ver. Esta vez, con una película ideal para ver con tu novia.

El transportador 2 (Francia, EU – 2005 – Louise Leterrier)

A Frank Martin (Jason Statham) le colocan una bomba bajo su inmaculado Audi, la cual descubre por el reflejo en un charquito de agua. ¿Como zafa el pelado? Acelera a fondo, se manda por una rampa, hace girar su auto a 180 grados, y cuando lo tiene dado vuelta saca la bomba, dos segundos antes de que explote, con un gancho colgado en una, grúa, ¡Ah, eso no es todo! Luego vuelve al piso sobre las cuatro ruedas sin que él ni su auto sufran un solo rasguño. Esta es la clase de películas que desafían la credulidad del espectador en cada escena, la clase que piden una suspensión de la racionalidad para dejarse llevar por el puro entretenimiento. Repleta de desmesura y ridiculez, pero siempre divertida y nunca inverosímil por los códigos que se plantean desde su precuela. "El transportador 2", como ya implica su nombre, es puro movimiento, pura adrenalina.

Una sola de las escenas narradas alcanza para que cualquier mujer la descalifique. Es que estamos frente a una película bien machista. Dosis pornográficas de violencia, devoción por los autos, y minas que entregan fácilmente. Un espectáculo tan físico como el fútbol o el boxeo, donde el cuerpo, sobre el todo el musculoso, juega su lugar central.

En relación a la primera parte, esta sube la apuesta con más explosiones y objetos volando por ahí, aunque mucho mas grasa y no tan bien filmada como la primera. Por un lado confirma la impericia de los franceses para filmar acción (A excepción de algunos momentos de Luc Besson) y el virtuosismo oriental para coreografiarla (Cory Yuen, el responsable.). Esto no es más que otra “pistol opera” donde lo que importa no es el contenido, sino la forma. O que coreografía se puede lograr con objetos tan cotidianos como un par de sandías, una manguera para incendios o una cortina. Y ahí reside su bondad, en la capacidad de transportar lo cotidiano, lo ordinario, a otro nivel.

Tiempo de valientes

Sala concurrida, muchas risas y aplausos al final de la proyección. Buen tiempo con EL ODIANTE… “Tiempo de valientes”.

Tiempo de valientes (Argentina, 2005, Damian Szifron)

En tiempos menemistas, Suar podía llevar a cabo “Comodines” y terminarla con la explosión brutal de un galpón y persecuciones de autos (¡Por Dios! Se acuerdan que en la última persecución los dos autos eran iguales. ¡La automotriz sponsor solo prestaba coches del mismo modelo!). Es que Suarosky y su método de producción tienen la convicción de que la magnitud da nivel, -y sino miren lo que hizo con “La noche del Diez”- que si lo argentino tiene la capacidad de emular el industrial yankee, tiene calidad. Por suerte, su paisano Szifrón piensa muy distinto. “Tiempo de valientes” aparece como la revancha del cine argentino frente a películas como “Comodines” o otras como las de”Mojarrita y Delfín”. Una comedia policial buddy-buddy, bien hecha, con calidad de verdad (es decir, no solo en la producción), una película popular que sabe conectarse con el público sin faltarle el respeto, capaz de lograr excelente taquilla y permanencia sin necesidad de caer en vicios televisivos o reventar un galpón o camión.

Szifrón conecta con el cine norteamericano más comercial, pero lo hace trabajando en relación a las convenciones genéricas, parodiando sus argumentos, sus situaciones (No por nada suenan los tambores de la Fox al comienzo.). Como lacónicamente define la critica publicada por Clarín, la película es una cruza entre “Arma mortal” y “Analízame”, que además apila innumerables citas pop empleadas con enorme efectividad. El personaje de Peretti aparece colgado de una montaña como Tom Cruise en “M.I.: 2”, y su esposa señala: “Estaba a dos metros del piso”, o en otra situación no le creen a este que no tenga una doble vida al mejor estilo Schwarzenegger en “Mentiras verdaderas”.Un juego que hace trabajar al espectador medio sin nunca caer en lo obvio. Y si bien, la trama y el humor mira con atención las formulas y modelos Hollywoodenses, no se deja de lado la identidad nacional. Szifrón se ríe de la institución policial argentina, de su corrupción, burocracia, y pereza. En una escena, en segundo plano, un agente de guardia chatea por msn, un chiste buenísimo (aunque no lo parezca.) que demuestra la postura frente a la policía y la atención que estimula “Tiempo de valientes” en el público. Es difícil encontrar película comercial argentina que aproveche de tal manera la puesta en escena y trabaje el humor a tal grado de sutileza y detallismo.

La tapa de una revista que se puede encontrar ahora en los puestos, proclama a Peretti como el actor del momento y no están errados (¡Ricardito, a compartir el podio!). La precisión con que el actor y el resto del elenco –Luque, barbaro también- manejan los tiempos en cada situación, hacen que hasta el chiste más pelotudo y repetido cause gracia. ¿Cuantas veces nos contaron el chiste del borracho en el cine? Montones, hasta en otra Buddy-buddy reciente, la “Bad boys 2” del inefable Michael Bay, esta la misma situación y es patética. Acá la tenemos con un porro y es enormemente efectiva. Todo apoyado en la inteligencia de Szifron capaz de sacar provecho hasta en el lugar más común.

Y pensar que “Tiempo de valientes” es solo puro entretenimiento y nada más, es un error enorme. Mas allá de ser una película imprescindible para el crecimiento y la confianza del cine argentino es una toma de posición frente a la mediocridad nacional. Como bien los valientes de la película todavía tienen la fe de que se pueden hacer bien las cosas dentro de la policía, Szifron y su película creen y demuestran que los tiempos pueden cambiar. Que se puede hacer algo comercial, de calidad, y taquillero sin tener que acudir a la jeta de Franccella y sin tener que dejarse caer en la canallería que abunda por nuestras tierras. La convicción de que haciendo las cosas bien se pueden lograr buenos tiempos.