Ciudad en celo

Durante el último Festival de Mar del Plata el rumor que corría era que la película en cuestión había sido rechazada por la organización del evento para participar de la sección Competencia, pero que por ciertas presiones del “Instituto”, consiguió entrar pese a todo.

Ciudad en celo (Argentina – 2006 - Hernan Gaffet)

Para muestra solo una escena: hay un momento en que los tres amigos portagonistas van a arrojar a un lago las cenizas de un cuarto amigo, recientemente suicidado. Al soltar las cenizas, el viento las devuelve hacia ellos ensuciándolos todos (¡sí!, el mismo chiste de El gran Lebowski, aunque acá no termina la cosa) y luego unos patos se comen las cenizas que cayeron al agua, para que uno –y acá si- la remate diciendo algo así como: “se están comiendo a Sebas” (¡cuac!). Pero he aqui el problema, todo esto que estoy contando esta filmado con un solo plano general, y los patos ya se ven desde antes, desde mucho antes de que las cenizas rocen el agua, por lo tanto no hay sorpresa, y si no hay sorpresa -como diría un profesor de guión que tuve en la facultad- no hay chiste (Aunque en la sala un grupo de pendejas subnormales trasnochadas de Gran Hermano, estallaron en risas). Y se puede afirmar con total seguridad que con un poco mas de pericia la cosa hubiese funcionado mejor, osea, con dos o tres planos más que se hubiesen utilizado para que la entrada de los plumíferos tuviera efecto en la escena, mas gente se hubiese reído en la sala. Todo esto que señalo no hace más que demostrar algo que se repite en toda la película: la falta de timing narrativo y el desconocimiento de los códigos de la comedia (algo que también se puede ver en las taquilleras de Juan Taraturo, aunque claro: ahí trabaja el narigón Peretti, y acá unos flacos a los que se les nota todo el tiempo impostado y falso el tono de sitcom). En Ciudad en Celo cada vez que tiene que venir un chiste más grande, cada vez que tiene que subir la apuesta humorística, meten a una de las protagonistas cantando a cámara un tanguito durante cinco minutos (y filmados de maneras feas y muy poco creativas) o a algún chabón hundido en la melancolía de un bar. Y encima todo es esteriotipado y rancio, como esa idea de que las minas porteñas son como las minas de las letras de los tangos (loco, los tiempos cambiaron, las minas cambiaron, y sino lean a Michel Houellebecq que tira unas cuantas postas). Tango y tango hasta por el orto, porque el INCAA paga y tiene que haber temas que reflejen nuestra puta identidad nacional (y no me malentiendan, gusto del tango y hasta voy a las milongas del Abasto los Miércoles, ¡pero déjense de joder!). De verdad me encanta que haya cine nacional de genero, que haya comedias románticas que se la banquen, pero hay que laburar más, o aunque sea derivar las principales tareas a otros que sepan, en vez de seguir con esa obsesión del “escrita y dirigida por...”. En fin, la intención es buena y hasta hay algunos momentos simpáticos, pero... Calificación: 4

2 comments:

Mundo del Cinismo said...

Al menos en Pinamar, Gaffet comentó que Pereira estaba muy entusiasmado con la inclusión de la película en la competencia, pero que "no quería pasar por encima de los programadores". Así que (no es por defender al lobo feorz), pero el INCAA es incapaz de coordinar a dos cabilderos para que hagan fuerza para nada.

JUAN said...

No se, pero le dieron bocha de agite a la película. Tremenda la cantidad de afiches con la que forraron las calles. Y la verdad, no era para tanto.