En un año extraño para las carteleras (en el que el astronómico binomio Scorsese-Rolling Stones se convirtió en un fracaso comercial rotundo) hubo una gran sorpresa en la taquilla argentina: la británica Muerte en un funeral. Inesperadamente, esta comedia chiquita, carente de estrellas y con apenas algún que otro momento de comicidad bien logrado (ah, y me olvidaba, ¡un enano!) logró ser todo un éxito, sobreviviendo sendos meses en cartel. Esto sin contar con una campaña publicitaria costosa y teniendo que pelear contra las copias truchas que ya estaban dando vuelta en la calle al momento de su estreno. ¿Cuál es la explicación de este fenómeno? Nadie lo sabe con certeza. Pero acá no faltaron los distribuidores oportunistas que aprovecharon su éxito para estrenar una película de alguna manera relacionada con esta. Así es que acá está Lars y la chica real. Que es de los mismos productores de Muerte en un funeral (tal como reza su afiche publicitario) pero que de británica, cómica o bien lograda no tiene nada.
Lars y la chica real (Lars and the real girl – EU – 2007 – Craig Gillespie)
Lars y la chica real trata sobre un hombre que se enamora de una muñeca inflable. Un tema que seguramente daba para lo que algunos llaman la NCA (Nueva Comedia Americana), el humor más absurdo o cualquier otra cosa menos para ser abordado desde la seriedad, el drama y lo indie. ¿Por qué? Por que llevar adelante esa idea desde esta optica es insostenible, ridículo. Por que insisto: su protagonista se enamora, no es que adquiere esta muñeca para complacerse sexualmente como es común en los hombres que van en busca de este tipo de objetos. Y por más que esto se pueda dar en la realidad, el personaje –que sufre una suerte de esquizofrenia- no tiene una buena construcción psicologica como para que funcione y sea verosímil dentro del relato. Además, y acá lo más molesto del caso, es que como película indie no deja de hacer su discurso sobre la tolerancia, aceptación y comunidad típico de este tipo de cine, siempre a favor de las minorías y los diferentes. Pero resulta que lo que hace en verdad con el personaje de Lars no es exactamente eso. Sino que digamos que le tiene un poco de rechazo, de vergüencita. De alguna manera lo discrimina. Lo que se justifica con la manera en que la cámara siempre nos oculta cualquier encuentro intimo-sexual que pueda tener Lars con la muñecota. Aceptando, sí, que este personaje se pueda enamorar ridículamente de una cosa plástica pero no que se satisfaga sexualmente con esta. Algo que puede resultar mucho más incomodo. Pero claro, hay que tener huevo para ser norteamericano y mostrarle a la sociedad esta posibilidad; y la gente a cargo de esta porquería no lo tiene. Lo que habla de una película falsa, pacata y complaciente con el público progre que quiere saberse abierto y tolerante pero que sinceramente no lo es.
Tan decepcionante, como que llegue la noche y uno tenga que meter la pija en un pedazo de hule con tetas. Calificación: 2
el fianal lo dice todo
ReplyDeleteni pienso verla estas comedias yanquis no son de mi predileccion
no se si te acordas del programa "tres tristes tigres" que hacian una satira de Caniggia y mariana Nannis,
cannigia era interpretado por jorge guinzburg y la nannis era una muñeca de plastico que hablaba
muy bueno
definitivamente no es una comedia....... son ese tipo de "errores" q comenten para q la gente vaya al cine a ver una comedia.... no seria la primera vez q pasa...... a mi me gusto.
ReplyDeleteA mi me parece que la película la juega de inocente, es el espíritu que eligió. Y no pretende ser realista, sino partir de una premisa ridícula y jugarla en serio, lo que no está mal, aunque es verdad que al volverse moralejosa se vuelve irritante por partes.
ReplyDeleteMe parece que vos te entusiasmaste con la muñeca inflable y te quedó la bronquita del que sufre con la histeria de las mujeres reales...
A cojer, a la iglesia.