Ayer otra vez (Lung Fung Dau - Hong Kong - 2004 - Johnny To)
Ayer :
Cuando en Argentina pudimos ver por primera vez y gracias a festivales The Mission, Running out of time y Fulltime Killer, y el nombre de Johnny To empezó a resonar entre las colas y los pasillos de las salas, pronto descubrimos que se trataba de un director indispensable para entender el rumbo que estaba tomando el cine popular en Hong Kong y sus tierras aledañas. Y con el correr del tiempo, si bien en un principio parecía ser un heredero de la escuela propuesta años atrás por John woo, Tsui Hark, Ringo Lam y Ronny Yu -concentrada en la producción de un cine de acción desmesurado y estilizado-, fue fácil darse cuenta de que se trataba de un director con una marcada y genuina personalidad. A diferencia de sus citados compatriotas, To nunca emigro a Estados Unidos, sino que se quedo en Hong Kong y trabajo duro y parejo sobre los géneros populares, renovándolos y dándoles un estilo nunca sumiso al paladar occidental. A caballo de su propia compañía, la Milkyway Image, lo que le dio mayor autonomía y libertad creativa, supo dar durante la última década no solo policiales y películas de acción y artes marciales destacables, sino también comedias, melodramas y hasta algunas que combinaban todos los géneros mencionados en apenas una hora y media de duración; y con una producción incesante de dos y tres largometrajes por año (aunque muchas veces, y acá vale hacer una aclaración importante: codirigidas junto a Wai Ka-Fai).
Para entender las grandes virtudes del cine de To, es importante concentrarse en el espíritu lúdico que atraviesa a toda su obra, inscripta en una industria bestial como es la hongkonesa, que debe satisfacer a un público altamente consumidor y conocedor del cine de género que se ha acostumbrado a que lo sorprendan a cada rato. Por eso, se trata de un director al que no le esta permitido estatismo alguno, y cuya labor siempre esta relacionada a la experimentación genérica, formal y temática. Si John Woo era capaz de hacer una película tras otra donde sus personajes disparaban cargadores interminables en cámara lenta y a dos manos, Johnny To bien puede hacer una donde juegue a alcanzar el record de balazos en pantalla mientras sus actores vuelan en poses acrobáticas, pero después, mandarse con una donde sus personajes elijan enfrentarse solamente a machete y piedrazo sobre una puesta en escena contenida y realista.
Es este mismo afán y necesidad permanente por el juego, lo que también condiciona y define a sus personajes. Los mundos de To siempre están habitados por ladrones, luchadores, asesinos a sueldo, policías y demás especies urbanas, y todos son profesionales que se precian de serlo, y además se obsesionan con perfeccionarse en su campo en el día a día. Estos personajes gustan de salir a la calle para jugar y probarse todo el tiempo: robando, luchando, asesinando, o haciendo lo que sea que saben hacer. Probarse para conseguir ser el número uno, para escalar a los mayores escalafones de poder o conocerse más a sí mismos. Y el querer quedarse quieto y encerrado, significa la muerte (algo que bien se puede observar en la más reciente Exiled), tal vez lo mismo que sufriría el cine sino se mantendría renovándose continuamente y atentando, por lo menos de vez en cuando, contra sus propias reglas.
Otra vez:
La única película de To estrenada oficialmente en nuestro país era hasta hace poco Fulltime Killer - aunque directamente en DVD- y ahora toca el turno para Ayer otra vez, lo que significa dos riesgos por parte de sus distribuidores. El primero: acercar su cine a las salas comerciales, y esto contando con el enorme prejuicio del público masivo local hacia todo lo que tenga predominancia de ojos rasgados; y segundo: hacerlo a partir de su costado menos conocido y más subvalorado, que es de las comedias románticas, o por lo menos, el de sus películas que no se centran en la confrontación masculina.
Ayer otra vez cuenta una muy entretenida -y por momentos también melancólica- historia de un matrimonio de ladrones de guante blanco, protagonizada por Andy Lau y Sammy Chen (quienes también trabajaron a las ordenes de To en Needing You y Love on a diet), que se separan al no ponerse de acuerdo en la repartición de sus bienes gananciales, bienes conseguidos mediante el delito, dicho sea de paso. Claro que se distancian pero nunca se dejan de amar y pronto sus excéntricas profesiones los vuelven a poner cara a cara al momento que desean volver a robar. Y acá el principal atractivo que tiene la película, que es mostrar una pareja que ya sea en matrimonio o no, nunca se relega a la rutina o el aburrimiento; sino que ambos juegan todo el tiempo, están continuamente diseñando modus operandis nuevos, o compitiendo entre sí para saber quién de los dos es el mejor ladrón. To muestra un mundo en el que el matrimonio, y a diferencia de mucho del cine que podemos ver actualmente, también puede ser un hecho social que se puede renovar y celebrar a diario. Y mejor aún: sin que esta idea este ligada al plano sexual (de hecho, la película carece de escenas de sexo). Sus personajes juegan a las damas chinas, a las cartas, apuestan a los burros y hasta se pasean como chicos arriba de autos lujosos. Se persiguen todo el tiempo, viajan a otros países, están siempre en movimiento; tanto como si se tratase de una pareja salida de una screwball comedy del período clásico americano, y como si supieran de antemano que si se estancan en la más apática y convencional vida matrimonial, nada los va a poder salvar.
Pero la película de To también subvierte otras convenciones, por ejemplo, en la inclusión de dos detectives homosexuales que no tienen problema en limpiarse la boca unos a otros mientras comen en lugares públicos, o en la de una suegra que no solo la va de malhumorada y resentida, sino que también se suma al juego de estafadores y estafados. Estos personajes hablan de otra constante en el cine de To y que es el tema del doble. Los seres humanos que pululan por sus películas necesitan siempre de una pareja, de un contrapunto, alguien que -como esos amigos imaginarios que uno suele tener de chico- les permita abrir el juego.
En definitiva, una película que merece ser vista tanto por su vitalidad como por sus ganas de romper con las rutinas y formulas del género. Y por que como en casi todo su filmografía, To enseña que tanto el matrimonio, como la profesión propia de cada uno, y hasta el cine mismo, puede ser un motivo de festejo todos los días. Calificación: 8
2 comments:
¿Es proyección en DVD, no? (o sea, parafraseando a Godard, un work in progress de la verdadera película)
El estreno vale igual, y quizás sirva para llamar un poco la atención del público local.
Lo notable de To es la forma en que el tipo va puliendo su estilo película a película: basta comparar las más tempranas The mission con Exiled (verdadera obra cumbre del hongkonés) o Fat Choi Spirit o con Yesterday once more. Sin dejar de lado la genial Breaking News y P.T.U. Sin embargo siempre me parecieron un poco sobrevaloradas las dos Elections (claro, a la sombra de las otras).
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