Red Social

Rock is dead

The Social Network
Director: David Fincher
País: E.E.U.U.
Año: 2010
Calificación: 8

Tal vez sea por que estoy madurando, por que estoy a punto de cumplir 32 años. No lo sé. Lo cierto es que el rock tiene cada vez menos relevancia en mi vida. Ya no hay más bandas nuevas. Las hay, sí, y algunas hasta me gustan mucho, pero no de una manera que puedan transformarme. Ya no más de esas bandas que te rompen la cabeza. Insisto, tal vez sea solo la edad y que la sangre ya no corre de la misma manera por mis venas. Pero otra cosa también parece ser cierta: el rock ha perdido en los últimos años su capacidad transformadora, su capacidad revolucionaria. Ahora que está finalizada, podemos revisar la década pasada y señalar que los 00´ no han tenido su gran héroe: su John Lennon, su Sid Vicious, ni siquiera un Kurt Cobain. The Strokes y las bandas que los siguieron provocaron un quiebre sobre lo que se venía escuchando en los 90´, aunque veo difícil que alguien se tatue su nombre en la piel; y también hubo Coldplays, pero esas mejor dejarlas ahí. Hay más revolución en Calle 13 que en cualquier banda de rock que se haya formado últimamente. Paralelamente, el MSN, Facebook, Twitter o el Guitar Hero provocaron una transformación cultural, sobre todo en la juventud, muchísimo más grande que cualquier grupito cuyo nombre empieza con “The”.

Año 2010. En Red Social se nos presenta a Mark Zuckerberg, su figura central y creador de Facebook, como la nueva gran estrella de rock: logra ser millonario desde muy joven, encara su proyecto motivado por que lo deja su novia y quiere pertenecer con los ganadores (mismo resentimiento por el cual muchos arman una banda de rock y componen canciones) y hasta tiene groupies que le hacen un pete en el baño de un tugurio. Drogas y sexo, pero ya no rock and roll. Lo que la película de Fincher atinadamente nos dice es que estamos asistiendo a un gran cambio, y que tiene que ver con que justamente los cambios ya no los provoca el rock o la música, sino un sitio de internet o un programa para la computadora. Ya no Woodstock, ya no Sgt. Peppers; la revolución ahora se llama Facebook. No por nada la película clausura con un tema de The Beatles, por que un tipo como Zuckerberg tiene la importancia cultural para esta generación que la que John Lennon tuvo para otras. Y ni por asomo está equivocada.

Esta idea es reforzada con el personaje anárquico y encantador de Sean Parker (encarnado por Justin Timberlake). Él es la bisagra: su Napster provocó la defunción del disco y las discográficas, es tan revolucionario como cualquier artista de la música de los 60´ o 70´ y lleva una vida de excesos como un rockero de los 80´. Devuelta, algo cambió y está cambiando. Así es que Red Social se erige como una película terminal, apocalíptica, que nos señala un cambio de paradigma. Ahí está, en otra decisión atinadísima, Trent Reznor como uno de los responsables de la banda sonora. Reznor, que con su banda Nine Inch Nails siempre ha buscado sonidos apocalípticos y que desde hace poco ha decidido desplazarse desde ese rock que perdió la capacidad de otrora hacia otros territorios. Y también está ahí la escena de los remeros finalizando con un cielo negro, amenazador. Escena brutal que con su músculo se hace importantísima entre tanto cerebrito para que el espectador no se agobie y respire. Y que por otro lado nos dice que lloverá y un nuevo cielo se conformará pronto; no solo para la vida de esos remeros que siempre llegan tarde.

Ahora si el rock –y tal vez toda la música- está muerto como instrumento de transformación, ¿qué queda para el cine? Está claro, Napster destruyó en buena medida las potencialidades de la música (por lo menos en lo que respecta a la discográfica) y sus formas de consumo, pero también -y con el Emule, el Utorrent, el jdownloader, y un largo etc- va por el cine. Ya no vemos cine como veíamos antes. Todos miran “su” cine, cada vez más como experiencia privada y no colectiva. Y cada película pierde con el tiempo la capacidad de trascender entre un mercado cada vez más liberal y espectadores cada vez más dispersos. Red Social también respira un dejo de desconfianza sobre el futuro del cine y su poder. No por nada los colores apagados en su fotografía o esa escena en la que uno de los personajes hace referencia a una estrella de cine y luego prefiere dejarla ahí, sin adjudicarle demasiada importancia. Todo esto es la nueva película de este Fincher maduro y contenido (que se inició con Zodiaco y tuvo un mal paso con El curioso caso de Benjamín Button). Puro presente, relato de cómo el mundo se está transformando; para bien o para mal.