I´m not there

Agradezco a mi amigo a Juan Manuel Strassburger, licenciado en Bob Dylan, por haber visto la película a mi lado y prestarme asesoramiento. Por que sino, no hubiese entendido un carajo.

I´m not there (EU, Alemania – 2007 – Todd Haynes)

Desde hace no mucho se puede conseguir en DVD Zona 1 Walk Hard: The Dewey Cox Story, una sátira sobre los biopics de Hollywood dedicados a estrellas de la música norteamericana. Es muy divertida, la recomiendo. Puro delirio y desenfado de la mano de esa revelación de la comedia que es John C. Reilly. La cito, por que el caso pone en evidencia lo gastada y hasta ridícula que ya resulta la formula biopic. Una formula que en los últimos tiempos se encargó de homogeneizar la vida de Ray Charles, Johnny Cash y tantos otros. Con sus repetidas curvas de infancia traumatizada, ascenso a la fama, caída en las drogas, escándalos y redención. En este sentido, y por suerte, el bueno de Todd Haynes propone con I´m not there algo muy diferente, lejos de esos ejercicios rutinarios que ya cansaban y hasta daban para el chiste. Lo suyo es el anti-Biopic, es decir, el anti-Ray, el anti- Johnny y June. Su película sobre Dylan tiene identidad y personalidad bien propias. En verdad, tanto como la tienen cualquiera de todos estos artistas mencionados. La jodita es que el tipo se va a la mierda, totalmente al otro extremo. Evita hacer una de esas películas que reducen todo a una formula potable para el público masivo, y se manda con algo áspero, laberíntico, críptico. Algo que resulta, por lo menos para cualquiera que no conozca mucho sobre la vida y obra de Dylan, dificilísmo de leer. Por nuestra parte ya sabemos, como escuchas de música popular norteamericana los argentinos somos bastante ignorantes, y de Dylan poco, poquito y nada. Aunque hay que destacar que de todas maneras I´m not there tiene momentos muy placenteros para cualquiera ( personalmente lo que más disfrute son las entrevistas a ese Dylan encarnado por Cate Blanchett ) y está repleta de ideas cinematográficas brillantes. Y si es bien cierto que el gran Bob es una personalidad tanto compleja, contradictoria y caótica como para que una película sobre él también lo sea, algo que creo (espero no confundirme a pesar de mi ignorancia) es que no se trata de alguien inaccesible para el común del público. Consejo: a buscar el Bob Dylan para principiantes muchachos. Calificación: 7

El fin de los tiempos

Si quieren ver una gran película sobre suicidios colectivos, consigan esa maravilla ponja proyectada hace unos años en el BAFICI titulada Suicide Club, de un director a seguir llamado Sono Sion. Opción, pueden ir al cine a ver la nueva del indio Shyamalan, una de terror ecologista que –como ya han señalado por ahí- es puro clase B disfrazado de clase A.

El fin de los tiempos (The happening – EU, India – 2008 – M. Night Shyamalan)

Sí, esta mal actuada, mal guionada y hasta mal filmada, cosa que nunca antes me había parecido una película de Shymalan. Ver nomás la escena de la jaula de los leones, en la cual el chabón ni siquiera respeta la textura de las cámaras de los teléfonos celulares y consigue involuntariamente en el espectador un efecto más risorio que terrorífico. Pero a pesar de todo creo que hay algo bastante rescatable en The Happening. Primero, tiene originalidad, algo que escasea en el cine de terror de hoy en día. ¿Cuántas películas o directores del género le escapan a zombies, vampiros o monstruos babosos? Segundo, trabaja sobre temas que son la esencia de lo terrorífico: lo intangible, lo inidentificable, lo irreconocible. En relación a esto recomiendo leer los relatos de horror de Guy de Maupassant con los que el cine de Shyamalan tiene muchísimo en común. Y Tercero, hay momentos que asusta en serio. Por lo menos tres de los suicidios colectivos que producen las plantas (¡!) en la película me generaron una enorme sensación de malestar: el de la obra en construcción, el del embotellamiento y ese en que John Leguizamo se corta las venas con un pedazo de vidrio. Eso sí, por favor, que el indio hijo de puta este se baje del caballo y por lo menos se ponga a laburar sus guiones en conjunto con otra gente. Porque es una lástima, tiene muy buenas ideas pero tremendamente desaprovechadas. Calificación: 5

La Niebla

Otra adaptación mediocre y desaprovechada (¿y cuantas van en los últimos años?) de un texto de Stephen King.

La niebla (The mist – EU – 2007 – Frank Darabont)

A la manera de un John Alvin (que dicho sea de paso, falleció hace muy poquito), el protagonista de la película se encarga de diseñar afiches promocionales para Hollywood. En la primera escena, a partir de un travelling, vemos como trabaja sobre dibujos de películas de Sergio Leone y John Carpenter; y desde estos homenajes uno podía esperar lo mejor: una de terror hecha con respeto y amor hacia el cine de género. Y Darabont tal vez pregone este amor y este respeto: con la intención de generar climas y no sustos o buscando dar a los personajes ciertos rasgos humanos que logren interesar aunque sea un cachito al espectador. El problema son los errores que acompañan a estas intenciones, y que están presentes en la construcción de situaciones, diálogos y también de estos mismos personajes. Ver nomás las actitudes incrédulas que toma el abogado vecino de Thomas Jane, o la ridícula decisión de ahorcarse por parte de los soldados, o la manera en que esta justificado el hecho de que los protagonistas no se pueden comunicar con el exterior (como si el montajista le hubiera dicho a Darabont durante la posproducción: “negro, te olvidaste de explicar por que no pueden llamar por teléfono para pedir ayuda” y este le halla devuelto un: “bueno... metemos una voz fuera de campo y yo creo que zafamos”). Esto hace que la película este más invadida por la estupidez que por la niebla. Además de ser otra muestra de terror programático: a una escena de tentáculos gigantes sigue otra de abejas gigantes, después otras arañas gigantes, y así sigue hasta que lo único gigante es el desinterés que produce. Solo en los minutos finales (y hay que rescatar que la película tiene un final negrísimo y osadísimo para Hollywood y que puede despertar más de una polémica) las referencias a Carpenter parecen cuajar y la estupidez de sus personajes parece justificarse un poco. Por que en definitiva se trata de una película en la que el monstruo más peligroso es la estupidez humana. Aunque eso sí, lo que no se justifica nunca, es la estupidez de sus realizadores en el resto del metraje. Calificación: 4

Leonera

Fui a ver Leonera al Gaumont (A.K.A. Km 0), lugar que no visitaba desde hace muchísimo tiempo, y me sorprendió lo barata que sale la entrada: unos modicos 4$ que me obligan a volver en pronto. Un precio que me hizo sentir en deuda y tener la obligación de darle una propina al antipático acomodador que me corto la entrada a cambio de un programita chotísimo. Aunque claro, hay que decir que las salas podrían estar en mejores condiciones, por que el lugar es un poquito un bajón y no hay duda de que el cine argentino convocaría más si los sitios donde se proyectara conformaran un paseo agradable. Si es para combatir las manchas de humedad espantosas de las paredes o poner calefacción en las salas, creo que nadie se va a quejar si le suben uno o dos pesos la entrada, ya que seguiría siendo barato y mucho más saludable para todos. Por suerte, y para contrarrestar, la calidad de proyección fue bastante decente. Y lo más alegre de todo es que había una nutrida concurrencia, muy nutrida si se considera que era una función de las tres de la tarde de un día Miércoles. Hasta había, llamativamente, más gente que para ver Indiana Jones durante el día de su estreno en el Village. Lo que viene a demostrar que con buen cine y precios accesibles, el cine nacional convoca. Se puede.

Leonera (Argentina, Corea del Sur, Brasil – 2008 – Pablo Trapero)

Cuando Trapero aparece en la película de Trapero, es decir, cuando el director decide aparecer con un pequeño cameo en su propia película, lo hace vestido de jugador de fútbol. Lleva shorcito, medias y un bolso al hombro, y por lo poco que se lo puede ver (por que la escena transcurre arriba de un micro y es muy oscura, como varias partes del filme) esta sucio y parece volver de jugar un partido, de transpirar la camiseta (si no prestaron atención, es en la escena en que el personaje de Julia se encuentra con su amiga arriba del colectivo para que le de unos documentos truchos). Esta decisión no es azarosa, por que viene a definir a Trapero mismo como realizador de cine. Nos dice que se reconoce como un tipo que no ve el partido desde afuera, sino que le gusta salir a la cancha, a correr, ensuciarse y después volver a casa para continuar trabajando. Y así es como logra sus películas. La realización de Leonera tiene eso de salir a vivirla, de mover el cuerpo hacia los lugares donde nos va a ubicar como espectadores. Lo que la destaca es el enorme trabajo de campo que tiene, producto de eso mismo, de moverse, y que acá desemboca en un gran manejo del ambiente carcelario y el lenguaje marginal que allí se emplea. Es esto, tal como pasaba con El Bonaerense (más que con cualquier otra de su filmografía) lo que la hace brutalmente realista, inmediata, creíble. Es que Trapero habrá vestido smoking y caminado por la alfombra roja de Cannes, pero todavía no perdió el barrio, ni las ganas se salir a patearlo. Sea por sus casas, sus calles o sus cárceles.

Leonera ante todo es una película de denuncia social, concentrada en el sufrimiento y las miserias que deben vivir las madres presas y sus hijos en los penales de nuestro país: Olmos, Gorina, Ezeiza. Y así hay que entenderla. Creo que Trapero y Cía lo dejaron claro con cada aparición que tuvieron en televisión estas últimas semanas. Lo que cuenta la película ante todo es eso, lo mal que la pasan estas mujeres y sus hijos y lo mal que está que suceda esto. Por eso sus cuadros se encargan de pintar todo el tiempo la mugre, la sombra, la injusticia. Por eso la cámara se concentra gran parte del tiempo en el rostro triste y sufriente del personaje protagónico de Martina Gusmán. Mujer que hasta tal vez es inocente y a la que la separan de su hijo muy chiquito dado ha luz tras las rejas. Aunque en este personaje hay algo que parece calculado para que la actriz se destaque todo el tiempo. Se sabe, se trata de la esposa de Trapero y la productora de la película. Y hay que decir que hay escenas que son innecesarias, gratuitas o que se concentran en su cuerpo solo para resaltar lo valiente, lo comprometido y lo jugado de su labor. La mina esta muy bien (y en más de un sentido), es indiscutible, pero hay escenas que están ahí y parecen estar de más. Por ejemplo, esa donde ella aparece en bolas en una ducha con la panza de ocho meses y que no tiene ningún sentido, más que para potenciar su actuación. Es en estos momentos donde Trapero parece meter un pase de más, pero por suerte, no son tantos.

A diferencia de mucho del cine argentino, tal vez lo mejor es que se presenta una heroína. Sí, hay heroísmo en Leonera. Su protagonista se moviliza, se transforma, se juega, y por lo tanto se despega de los muchos personajes que habitan las películas del Nuevo Cine Argentino. Pero ojo, se trata de un heroísmo menguado, que nunca llega a explotar. Cuando veía la película me preguntaba cuanto podía haber ganado si la fuga de la madre y su hijo hacia Paraguay durara una mayor parte en el relato. Convirtiéndola en algo más visceral, más épico, más emocionante. Trapero opta por contar en la mayor parte del tiempo y con un estilo bastante contemplativo todas las miseria de la cárcel. Y hay momentos muy bien logrados en ese lugar, pero es una lástima que la cámara solo se ponga tras los hombros de su protagonista hacia el final del metraje. Que no se dedique más tiempo a la decisión arriesgada que asume la protagonista. La sensación que le queda a uno es que de esta manera, la película se hubiese potenciado más, incluso como denuncia. Pero es Trapero, y la sequedad de sus relatos son su marca de fábrica.

A todo esto estamos a diez años (o casi) de las películas fundacionales del Nuevo Cine Argentino, me refiero a Pizza Birra y Faso y Mundo Grua, y hoy la cosa parece estancarse cada vez más en una desalentadora mediocridad. Como consecuencia, y ante los gritos que claman renovación estética y temática, hace poco aparecieron, en el último BAFICI, Historias Extraordinarias y Los Paranoicos. Vamos a ver que pasa con ellas. Que respuesta tienen a su estreno. Pero, por otro lado, hay otras películas y otros directores que todavía apuestan a las bases de este cine y consiguen resultados muy valiosos, despegándose con creces de la mediocridad de un cine que cada vez estrena más y se ve menos. Tal es el caso de esta película y de Pablo Trapero. A la orden de todo aquello que definió al Nuevo Cine Argentino: naturalismo, actores que no son actores, compromiso con la realidad social, profesionalismo técnico y mucho criterio para la puesta en escena. Aquello en lo que tuvo dominio Trapero desde un principio. Así es que consigue, por ejemplo, travellings que son difíciles de ver en otras películas vernáculas (como en ese que le piden a Julia que calle el llanto de su bebe) o personajes inolvidables (como el de la gorda que muestra las tetas a los presos durante la escena del juzgado). Como también consigue poner su tema -el de las madres presas de la Argentina- en boca de todos. No será todavía, me da la sensación, toda la película que como público esperamos para nuestro cine, pero sí, una movilizadora y valiosa. Calificación: 8

88 minutos

A la película que viene a continuación la pude ver hace ya como un año en DVD. Y cuando vi los afiches en la calle que anunciaban su estreno en cines para este pasado Jueves, no lo pude creer. Por que la misma se trata, realmente, de todo un despropósito. Lo que me llevo a pensar una vez más en lo mal que se confunden los distribuidores a la hora de elegir que estrenar y que no. Por que hubiese sido hermoso ver Hacia rutas salvajes de Sean Penn en pantalla grande, o Las horas perdidas de Richard Kelly (película que para muchos también debe ser bastante floja, pero que cuenta con actores lo suficientemente publicitarios como para que la gente la vaya a ver). Aunque sea con un estreno mínimo, moderado, sin afiches en la calles. Pero no. A cambio tenemos esta bosta. Que ya sea en DVD o en cines, les recomiendo que la eviten. Y a los distribuidores una cosa: estamos en la era del DVD, midan mejor lo que van a estrenar, que las películas que vayan a proyectarse en una sala sean una experiencia cinematográfica valedera. Sino, ¿que sentido tiene?

88 minutos (88 minutes – Alemania, EU – 2007 – Jon Avnet)

No mucho que escribir. Thriller berretísimo, a la altura de esos que solían dar los Sábados por la tarde en la pantalla de Canal 9. Que tiene estreno en pantalla grande, se entiende, solo por que actúa Al Pacino. ¡Bah! Actúa... actúa es una manera de decir, por que el tipo solo hace de él mismo. O sea, pone la caripela y a cobrar. Y los ochenta y ocho minutos son apenas un gancho publicitario. Un engaña pichanga. ¡Malísimo! El punto que le pongo es solo por las minas que aconpañan a Pacino y que están para partirlas a todas. Calificación: 2