Expiación, deseo y pecado

Puedo entender que a una película como Pulp Fiction le pongan Tiempos Violentos, aunque en el medio se pierda el sentido que encierra el título original . También puedo entender que a muchas películas la titulen con palabras como “familia”, “peligro”, “abismo”, o la tan clásica “sospecha”. Las razones, creo estar en lo cierto, son comerciales y tienen que ver más que nada con darle al espectador/consumidor una orientación, facilitar una idea sobre de que trata lo que va a ver y a que género pertenece. Pero lo que no puedo entender es que a partir de un título como Atonement (cuya traducción literal del ingles es simplemente “Expiación”) salgan con un Expiación, deseo y pecado; título antipático, difícil de recordar y absolutamente innecesario, que además, no presta ni la más mínima ayuda publicitaria. Porque ya en la cola de la boletería, todos los que querían comprar una entrada para esta película se referían a ella con ese simple “Expiación”, que por sí solo estaba perfecto. Hay que gritarlo: ¡los tipos que se encargan de traducir los nombres de las películas en la Argentina son unos mogólicos!

En fin, un título horrible para una película que es una belleza absoluta.

Expiación, deseo y pecado (Atonement – Reino Unido / Francia – 2007 – Joe Wright)

Hay películas que solo pueden ser hechas por directores talentosos. Pero hay otras que solo pueden ser hechas por directores talentosos, y que además, filmen en la actualidad, y tengan conciencia de la Historia del cine y un manejo de todos los recursos que este arte ha brindado desde sus comienzos hasta el día de hoy. Un director pos moderno, por decirlo de alguna manera. Tal es el caso de Baz Lührman con Moulin Rouge o de Tarantino con Kill Bill, por citar solo un par de ejemplos. Joe Wright –que ya había brillado con Orgullo y prejuicio- es uno de estos tipos, porque además de filmar como la concha de la lola, hace uso de una infinidad de recursos: estéticos, narrativos, técnicos; que solo alguien con mucho pero mucho cine, y que viva en el presente, puede hacer. Su Expiación es de una riqueza cinematográfica apabullante: imágenes generadas digitalmente, material de archivo, planos secuencias, escenas construidas desde distintas subjetivas; todo esto y muchísimo más esta a la orden del día para contar una historia de amor cruzada por la Historia con mayúscula: en este caso, la invasión nazi en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero no se trata de una mezcla entre melodrama y épica alla Titanic, que da a la tragedia, al suceso histórico –en el caso de la de la James Cameron: el hundimiento del barco- un papel central. Sino que acá la Guerra tiene un lugar secundario, y la narración se centra en el universo interno y los sentimientos del triangulo amoroso protagonista, tanto como en (se intuye) la esencia de la novela que adapta . Ya desde la escena del comienzo en que Briony Tallis termina su primer obra, los travellings veloces cruzando los pasillos de la mansión, la música con un constante teclear de máquina de escribir; todo conspira para plasmar en imagen y sonido el universo interno y único de sus protagonistas, en esta escena en particular, una Briony en plena ebullición dramaturgica. O como en el montaje paralelo en que Robbie escribe su carta (¡Ay, ese avión volando a traves de la ventana!) y Cecilia se prepara frente al espejo, dejando claro cuales son los sentimientos de uno para el otro. O también el brillante plano secuencia del ejercito en la bahía francesa, donde la cámara imita el movimiento circular de una vuelta al mundo en ruinas que se ve a lo lejos, captando la espiral de decadencia que vive Robbie, para terminar en una puesta de sol que es capaz de sacar lágrimas a cualquiera. Cada cosita en la película es de un virtuosismo y una hermosura bestiales. Cualquiera que filme y edite sabe las dificultades de usar imagen en movimiento a la inversa, al revés, y que esto quede bien. Wright y su montajista hasta lo hacen y les sale perfecto, siempre en función de lo que le pasa a su personaje: un mismo Robbie que en agonía sueña con volver el tiempo atrás. El único momento en que la película deja de irradiar belleza y pura destreza cinematógrafica a la vez, es en la escena final con Vanesa Redgrave, que debe ser contada sin adornos, sin efectismos; por que el relato y el personaje así lo disponen. Una de esas películas que agradezco haberme avivado y haberla visto en el cine antes que en cualquier otro lado. Calificación: 10

8 comments:

Matías Orta said...

Tengo ganas de verla. Orgulo y prejuicio me había gustado un montón.

M.

PD1: la última frase es poco feliz (por más que te guste lo que fime el tipo, jeje).

PD2: ¿Viste Cloverfield?

JUAN said...

Sí, la verdad que más que poco es felis, es muy homosexual. Yo que se, me deje llevar por la emoción. Mejor ahora lo cambio por que sino en el barrio me van a señalar con el dedo.

La del monstro tal vez valla a verla ahora, no me entusiasma tanto te digo.

Matías Orta said...

¡No hubieras sacado esa frase! ¡TRaicionás parte de tu esencia odiantesca (¿?), jaja!

A mí Cloverfield me dio miedo. Otra de cagazo: 1408.

Anonymous said...

jamas ver la verision pesadillesca de sleuth ,hecha por el egomaniaco de kenneth branagh

lowfirocker said...

Wow!
Cuántos diez hubo en El Odiante?
Tu maxima calificion me obliga a verla.

Alejandro the Kitsune-san said...

no es el tipo de peli que me gusta ver, me aburren un poquito pero le voy a dar una oportunidad

Alejandro the Kitsune-san said...

y? amigo odiante espero tus 8 cosas antes de morir

seguro seran algo cinematografico

ponelas seran divertidas

lowfirocker said...

Acá el señor que traduce las películas explica porqué le puse así a Expiación....

http://autoliniers.blogspot.com/2008/02/liniers-macanudo_14.html