Enemigos Públicos

Public Enemies
Dirección: Michael Mann
País: Estados Unidos
Año: 2009
Calificación: 8

Lo que van a leer a continuación probablemente esté influenciado por el hecho de que a la película la vi en una sala decadente de calle Lavalle, proyectada con una lámpara gastada y un poco fuera de foco.

Me animo a decir que Enemigos Públicos se trata de una película de fantasmas, de ahí que sus personajes carezcan de volumen, de profundidad, de carnadura. Son tipos que están de paso, que van hacia otro lugar, que andan por alguna especie de purgatorio; según John Dillinger "todos saben de donde vienen, pero no saben a donde van". Dillinger sabe que en alguna esquina lo espera la muerte, en un semáforo o en otro, que es un muerto en vida; Melvin Purvis sabe que su función acaba una vez que termine con su némesis, que pasará al anonimato para esconderse entre las sombras (nada poco significativo que se halla suicidado años después y que Mann le dedique un último plano confundiéndolo entre una multitud). Hay más de una escena fantasmagórica que me hacer reforzar esta idea, la de la llegada de Dillinger a Indiana para ser juzgado (nada menos que con lluvia, humo y fragmentos en filmico ByN), la de él mismo paseando por la oficina del buró de Policia organizado para detenerlo, o la del final en la sala de cine en la que se proyecta Por sendas distintas con Clark Gable. En las últimas películas de Mann, es decir desde Collateral para acá (que es lo que personalmente más me interesa y provoca admiración), hay algo que se me hace común, y es la preocupación de sus personajes por su finitez. En Collateral, la de ser un número más en una Ciudad de Los Angeles multitudinaria y omnívora; en División Miami, la de no poder detener el tiempo que se esfuma; en Enemigos Públicos, la de no poder cambiar un destino que ya está fijado. El espacio de Dillinger y Purvis es un espacio mítico, en el que cada uno tiene su función ineludible, y en está película -autoconciente- estos personajes parecen saber bien cual es su lugar. Mann así los filma, moviéndolos rápido y haciéndolos actuar sin dubitar y con profesionalismo, como si el tiempo se les acabará. Dándole tanta importancia a ellos como a esas otras sombras que los acompañan tras sus espaldas: en el caso de Dillinger, su secuaz Red, quién le dice saber que ya le llegó su hora; en el caso de Purvis, ese oficial implacable que puede adivinar por que lugares va a andar Dillinger. El HD, tan caro a este director, en su anacronismo, no hace más que reforzar la atmósfera extraña, inmersiva y fantasmagórica. Si Mann viviera en Japón, probablemente filmaría a muertos pálidos y pelilargos apareciéndoles a los vivos y se llamaría Kiyoshi Kurosawa, pero es americano y hace policiales.

Insisto, probablemente sea solo yo el que ve fantasmas donde no los hay. Tal vez tenga que ver que hace poco me mudé a Palermo, un barrio que tiene poco de "barrio", un poco más lejos de mis raíces, de mi familia y muchos de mis amigos a los que hace bastante no veo. Siendo uno más en un lugar superpoblado, donde nadie te saluda en la calle y por el cual anda gente que habla en otros idiomas y solo está de de paso. O, tal vez, simplemente fue el efecto de ese cine de la calle Lavalle.

5 comments:

Matías Orta said...

Muy buena la nota y la película. ¿Así que te mudaste a Palermo?

Nanu said...

A mi me gusto la pelicula, pero no es lo mejor de Mann.
Saludos

Alejandro the Kitsune-san said...

puta a mi me encanto

fuew la primera pelicula que fui a ver sin conocer ninguna critica

confie que era un buen espectaculo por lo grandilucuente que es mann

saludos

Firulo said...

Muy bueno lo de los fantasmas, pero cómo se aguantan más de dos horas cuando no te importa lo que les pasa a los personajes?

Sólo los vemos moverse de un lado al otro, igual que la cámara, y cuando se detienen cinco minutos a charlar los diálogos los distancian con palabras solemnes que lo hace ver como un héroe romántico que se decide al amor eterno con la primer mujer que se cruza por su camino.

Está bien que viven tan rápido que así también son sus relaciones, pero si al espectador lo dejan afuera y pretenden que sienta en esa rapidez algo que no está ahí.. hay un problema.

Me cuesta entender que las críticas destaquen tanto la labor de actores geniales que en este caso apenas si les dejan poner cara seria y hacerse los importantes.

Uf, la solemnidad que le imprimieron a los personajes me hizo mal, se ve. Casi tanto como la de Clint Eastwood con Angelina Jolie.

Era el odiante este blog no?

Saludos juancho

webm said...

Buena nota. Tengo que pasar a visitarte y ver algunos títulos. Pasate por mi blog futbolero: http://futbolenlascalles.blogspot.com/