El nuevo mundo

Quienes me conocen, saben que además de gastar mi tiempo en comentarios inútiles sobre cine, de vez en cuando realizo trabajos como camarógrafo. Es así que la semana pasada me toco cubrir un seminario sobre sonido (tipos muy aburridos los sonidistas) auspiciado por la firma DAS, líder en el sector. Lo que fue una cumbre insoportable en la cual se hablo por más de veinte horas sobre un nuevo sistema de parlantes (¡Sì, dos días para hablar de unas putas cajas pintadas de negro!) finalizo con una arenga publicitaria por parte de los gerentes sobre los grandes logros de DAS en el mercado americano. Un discurso interminable en el cual los muy hijos de puta llegaron al extremo de informar cuantos equipos de sonido habían vendido orgullosamente en ¡¡¡Trinidad y Tobago!!! Cifras, estadísticas y detalles que no le interesaban ni al más “camiseta” de la empresa y mucho menos al público presente. Una verdadera paja corporativa que me contagio la triste sensación de que el mundo se estaba ahogando en un océano de trivialidades. Por suerte, y contrariamente, esa misma semana encontré el refugio y mi conexión con el mundo en una película preocupada por lo absoluto.

El nuevo mundo (The new world – EU – 2005 – Terrence Mallick)

La clase que de películas que hay q ver obligatoriamente en una sala de cine y que sirve como antídoto para esos que dicen: “sí ya sale en DVD, la enchufo a los parlantes y vos no sabes como suena”. El nuevo mundo es una experiencia puramente cinematográfica por su extremadamente nítida y detallista fotografía, por su elaborado sonido, y por la magnitud en la cual nos presenta la naturaleza, pero por sobre todo, por que esta empeñada en que el mundo se perciba de una manera única, una manera que desde nuestra experiencia cotidiana y urbana es imposible de alcanzar. Si en pantalla aparece un árbol, se ven hasta sus diminutas gotas de roció. Si aparece la luna, se ven sobre ella más cráteres de los que alguna vez le pudimos ver. La naturaleza parece tener una belleza inédita y nos absorbe y sorprende tanto como aquellos colonizadores que se toparon alguna vez con la América virgen, ese nuevo mundo que nunca volvería a ser el mismo.

Mallick continua con los temas de su anterior épica La delgada linea roja: el distanciamiento entre el hombre y la naturaleza, el enfrentamiento de culturas y la percepción del mundo. Lo que lo diferencia en esta es una mayor confianza formal, que hace que tome una historia dineylandizada y mas que conocida -pero no por eso menos interesante- y nos la presente como si fuese contada por primera vez. Así es que este encuentro entre ingleses e indígenas, entre el Capitan John Smith y Pocahontas, no deja de producir extrañeza. Mallick cree tanto en su forma de hacer cine como en la historia que cuenta. Descubriendo lo único y lo sublime en cada día de rodaje y enriqueciendo el relato hasta la última jornada de edición. Un Mallick autentico. Una nueva gran película. Calificación: 9

1 comment:

Anonymous said...

jejeje, muy graciosa tu diatraba contra los parlant fanaticss, ja!
No creo que ve la de Mallick, pero tu critica me gustó mucho!
abrazo