Los ojos del mal

Con otros generos no me pasa, evito las películas que ya se que son descartables, miro para otro costado cuando me apuntan desde las carteleras o las bateas, pero el terror... el terror me supera. Es un genero por el que tengo tanto cariño, que siempre termino viendo porongas como esta...

Los ojos del mal (See no evil - EU - 2006 - Gregory Dark)

No hay duda. La injusticia y la desigueldad económica del mundo también se pueden medir por quienes pueden hacer películas y quienes no. Que un yanqui hijo de mil puta pueda filmar una basofia como esta y en otros lados tipos con buenas ideas se mueran por filmar y no lo puedan hacer, lo confirma. La nada, pero la nada absoluta, es inentendible como Los ojos del mal se estrena en pantalla grande. Un bochornoso intento de revivir el splatter del los 80´, donde ni siquiera hay una muerte buena o una mina que muestre las tetas. El guión da verguenza ajena, el director se merece una muerte tan lenta y sádica como las del El juego del miedo, y el serial killer protagonista (¡Por Dios! ¡Otra vez una psicología perturbada por la crianza de una madre fanática del cristianismo!) tiene tan poca onda, que compararlo con Jason y Freddy es como comparar Coldplay con los Rolling Stones. Calificación: 1

Noches mágicas de radio

Entrando a www.imdb.com me entere de que hoy Robert Altman cumpliría 81 años, por lo tanto, que mejor que dedicarse a la última película de este desaparecido señor (¿se acuerdan de que alguna vez filmó Popeye con el infeliz de Robin Williams?).

Noches mágicas de radio (A praire home companion - EU - 2006 - Robert Altman)

Hay directores que parecen saber con bastante anticipación la fecha de su muerte -sino miren Desde ahora y para siempre de John Huston, y hasta temo señalar que algo de eso se respira en Cartas desde Iwo Jima, aunque por favor Clint: ¡No te mueras nunca!- por eso sus últimas películas son una larga despedida del mundo. En Noches mágicas de radio todo es nostalgico, muy muuuy nostalgico, con personajes que parecen que van a dar su último suspiro en cualquier momento (de hecho un viejito se nos muere en el medio) y hasta un angel muy wimwenderseriano. Es que para un Altman enfermo de cancer no hay dificultades en filmar en 35mm, ni mucho menos conseguir amiguitos estrellas para mandarse una gran canción de despedida, ¿y como la hace? celebrando un último show del popular programa de radio del desconocido por estos pagos Garrison Keillor. Dos cosas: primero que la nostalgía radiofonica tenía mejor sabor en Días de Radio de Woody Allen, y segundo, que mi recuerdo de Dolina transmitiendo en vivo su programa desde la confiteria La Ideal es más cinematografico que esta película. No, Noches de mágicas de radio no es mala, tampoco ofrece mucho; pero mejor recordar a Altman por películas como Nashville, Ciudad de Angeles o Las reglas del juego, mas que por este funeral en vida. Calificación: 5

Apocalypto

¡Aguante Mel Gibson carajo! Ok, el tipo la bardeo con sus declaraciones antisemitas e hizo La pasión de Cristo que es una santísima garcha, pero sepan separar la obra del artista y mirar lo que tienen frente a sus ojos ahora. Esto va por que hasta leí por ahí que un boludo decía que el tipo con sus bardeadas de borracho hizo marketing. ¡Mentira! Justo por esto y los comentarios negativos y mecánicos realizados por un montón de críticos forros, la película la fue a ver mucha menos gente. Y sí, también se mando alguna vez en películas como Lo que ellas quieren y es un tiburón de la industria y todo lo que quieran, pero Apocalypto es cine de autor mal les pese y tiene una intensidad, una pasión, un realismo (y también una sangre) que la convierten en algo muy diferente a lo que Hollywood nos acostumbra a dar. Un verdadero machetazo en la cabeza.

Apocalypto (EU – 2006 – Mel Gibson)

Hace alrededor de un mes estuvimos con mi novia Paulita en el inhóspito pueblo salteño de Iruya (Pueblo en el que casualmente se centra el reciente y muy buen documental de Ulises de la Orden: Rio Arriba), desde allí, hicimos una excursión a otro pueblo más inhóspito aún llamado San Isidro: mas de tres horas a pie, caminos muy pedregosos y una infinidad de arroyos que cruzar. Una vez llegado a este otro San Isidro, nos dimos cuenta que carecía de todo atractivo paisajístico, arquitectónico, o de cualquier tipo, es más, ni siquiera contaba con energía eléctrica. Lo que había importado no era el destino, sino como tantas otras veces: el viaje. Mojarse los pies, enfrentar la corriente del agua, resistir el camino, en fin, lo que había importado era la aventura, por mas mínima que esta fuese. Cito esta anécdota por que durante la proyección de Apocalypto en más de una vez me sentí, me recordé, caminando hacia San Isidro. La película de Mel Gibson es la aventura por la aventura, el enfrentamiento contra una naturaleza desconocida, un viaje subyugante hacia otro lugar.

Apocalypto comienza con una cacería de un tapir (bicho algo parecido al jabalí), un acto totalmente trivial y cotidiano para la banda de los Mayas protagonistas de la película, pero que ya desde entrada por la manera apasionada y espectacular con que esta filmado, es pura aventura y puro placer cinemático. Y cada escenita que le sigue tiene el mismo efecto, desde al ataque de un jaguar a un indígena, pasando por un duelo entre dos personas, hasta la locura de los sacrificios humanos en la cima de una pirámide con una decena de cabezas rodando por las escalinatas (¡zarpada!). El loco de Mel se moja las botas, se hunde en el fango y hasta ¡mete una ¡subjetiva de cabeza decapitada! Mientras todos votan por la Coppola filmando castillos franceses con la plata de papito, Mel como Michael Mann en Ciudad del Este, escapa la seguridad del set para enfrentarnos a una realidad mostrada de una manera a la que no estamos acostumbrados a ver en el cine. Ya desde el plus que aporta el contexto de la América oculta y desconocida de la precolonización, todo es extraño, todo es nuevo, todo es un espectáculo. Apocalypto me hizo acordar a lo que sentí cuando de chico leí a Emilio Salgari o Cobra Verde, y eso es, el placer puro (despojado de toda ideología) y primario por la aventura, nada más y nada menos. Calificación: 10

Borat

Ja, Ja, Ja...

Borat (Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan – EU – 2006 - Larry Charles)

Humor zarpado e incorrecto. Ma´que incorrecto, incorrectísimo, tanto como el que se puede llegar a encontrar en la Revista Barcelona por estos pagos, y por lo tanto, lo bastante saludable para los tiempos que corren. Para dar una idea: Borat (un reportero de Kasakhstan –o como garcha se escriba- que viaja a EU para aprender sobre la cultura de este país, el “mejor país del mundo” según dice) llega hasta en un momento a advertirle a su compañero y productor que deben evitar viajar en avión por las dudas de que “los judios se atrevan a repetir lo del 9/11”. Y acá vale hacer una aclaración, que la película haga chistes sobre judíos no significa que sea antisemita, como pude leer por ahí; de la misma manera que sí bien hace chistes sobre negros u homosexuales tampoco significa que sea racista y homofóbica. De hecho, Borat (Sacha Baron Cohen) ironiza hacia el final de la película en una genial y mínima escena sobre la estupidez de todo fanatismo religioso o contra religioso, como también hasta se besuquea y se deja tocar la pija por un gay en plena calle. Borat se ríe de toda la intolerancia, de todo el racismo, de toda las diferencias que se pueden encontrar entre los distintos grupos de EU y por momentos se parece a la versión en joda de un documental de Michael Moore. Pero también, se le pueden encontrar filiaciones con el humor de Santiago Segura y Torrente, ya que busca siempre transgredir todo limite, zarparse al carajo. Sacha Barón Cohen entiende bien eso de que en la comedia todo vale para hacer reír y lo hace todo, y hace reír mal, y ojo, que si bien su humor a veces es físico y algo tonto, en otras es ácido y bastante inteligente. Me muero por contar algún chiste de la película pero no lo voy a hacer para no cagarles el efecto a los que no la vieron. Mejor, hagan como hicimos el Sábado con mis amigos Matias y Leandro, cómprense un ferné, y mándensela. Un nuevo cómico ha nacido para la pantalla grande y con la escasez que hay es para festejarlo. Sacha Baron Cohen, los que van a reír te saludan. Calificación: 7.

El juego del miedo III

Día de semana, cuatro de la tarde, nada que hacer.

El juego del miedo 3 (Saw III - EU - 2006 - Darren Lynn Bousman)

La película es pésima, no tengan dudas: pésimo guión, pésimas actuaciones, pésima dirección; y si ya vieron la anterior El juego del miedo 2 (que si leen esto supongo la habrán visto) no hace falta que les explique mucho el por que. Ahora lo que me interesa es lo siguiente, todas las criticas leídas sobre esta película la confunden con cine de terror y la atacan desde este genero. Pero a decir verdad, dudo que los responsables de esta saga tengan la intención de hacer terror, sino que más bien se dieron cuenta que hay otra cosa por explotar. Tortura física, mutilación, visceras: el mainstream americano se ha convertido en el lugar donde el cuerpo humano agredido, hecho papilla, se puede hacer visible y ser un negocio muy rentable. ¿Por qué? Algo cambio en los últimos años (Confírmenlo con otras películas recientes y de fuerte gore-cidad como Hostel o El despertar del diablo), y sobre todo a partir de los atentados del 11-S , cuyas imágenes registradas negaron todo el tiempo la sangre y los cuerpos heridos. Así que este tipo de cine se ha convertido en la catarsis perfecta de la carne, la catarsis del espectador que quiere ver y no lo dejan en los noticieros. Si con el ataque a Las Torres Gemelas, el gran símbolo del imperio, se necesito separar el significante (las imagenes de los aviones estrellándose contra edificios) del significado (una tragedia absoluta e inexplicable, un infierno de cadáveres y muerte) para cambiarlo por otro significado (una nación vulnerada pero de pie, el imperativo de reprimir un supuesto terrorismo internacional y la necesidad de apoyo del pueblo), este tipo de cine funciona como el canal para desembocar, para separar mediante la ficción, todo el espanto que una nación prefiere evitar (A próposito, vean la gran película de Clint Eastwood, La conquista del honor, que desenmascara a partir de todo un estudio semiológico las siniestras operaciones simbólicas realizadas por la industria cultural norteamericana, en este caso a partir de la imagen mas emblemática de toda la Segunda Guerra Mundial). Como en una canción de los Pixies, presenciamos una Wave of mutilation. Calificación: 3

Babel

A pedido de mi amiga Cynthia llega esta película que pude ver en el micro desde La Quiaca a Buenos Aires (Desde acá: gracias Señor Chofer por dejarme pasar a su sagrada cabina de conducir y acceder amablemente a programarme el DVD).

Babel (Francia / EU / México - 2006 - Alejandro Gonzalez Iñarritu)

Esta ensalada multietnica sin sabor tiene, para mi, errores de guión tan severos que ni siquiera se la puede tomar con seriedad (Si, si... además, y como tenía que ser, esta nominada el Oscar en la terna "Best Original Screenplay"). Ejemplitos nómas: 1) ¿Como es que la muki mejicota y el petiso metrosexual pueden salir sin tener ningún problema de México con dos pibitos rubios, pero despues sí los tienen cuando quieren entrar? 2) ¿Por que garcha hacia el final de la película los marroquíes corren cuando viene la policia y se empiezan a cagar a corchazos? 3) ¿Por que tienen que esperar a un helicoptero para sacar a Cate Blanchett herida y no lo sacan en otro vehículo, como ese Renault 12 que aparece estacionado por ahí (Y acá es donde entra esa escenita falsa y medida para el Oscar en que Brad Pitt se deshace en lágrimas frente a la cámara)?

La verdad, no me dan ganas de escribir mucho más sobre la película, así que los dejo con una nota que me gusto mucho, escrita por otra Cynthia: Cynthia Sabat de la Revista Haciendo Cine.

Gatillo fácil

Cuando se estrenó Traffic de Steven Soderbergh, en diciembre de 2000, leí algo que me llevó un tiempo entender. “Esta es la primera película de la era Bush”, escribió un crítico norteamericano el día de su estreno. Más tarde, al ver las imágenes de Soderbergh, el ex indie mimado por Cannes (¿se acuerdan que ganó la Palma de Oro por Sexo, mentiras y video en 1990?) que, junto a algunos miembros del cast estelar de Ocean's Eleven, se dejaba fotografiar sobre tanques y helicópteros en Irak en apoyo a los tropas, comprendí todo. Este recuerdo vino a mi mente al ver Babel. Nada queda de aquel Alejandro González Iñarritu oscuro y visceral que nos arrebató lágrimas con Amores perros, a puro melodrama; donde nació esa estrella llamada Gael García Bernal y comenzaron a cotizar en alza esas otras estrellas del backstage que son hoy Gustavo Santaolalla, Guillermo Arriaga y Rodrigo Prieto. En Babel el dreamteam se repite, aunque el resultado es artificial, pretencioso, poco original, y carece de la honestidad de Amores perros. Y he aquí un alto para una digresión: el adjetivo “honesto” siempre me incomodó al leer críticas ajenas; sin embargo creo que la falta de honestidad es tan evidente en Babel que cabe el término, en el sentido de que es absolutamente honesto el que no puede hacer otra cosa que filmar, y filma del único modo que puede, que le sale.El nombre de la película es pomposo, sin embargo nos revela en principio que lo de Iñarritu son los grandes discursos, las verdades con mayúsculas. Más tarde, después de verla, uno no puede dejar de intuir que la Babel de Iñarritu existe más para justificar un gran budget (25 millones de dólares) y una historia que se desarrolla en Marruecos, Tokio, Estados Unidos y México, que por requerimientos irrenunciables del guión. Más allá de la estructura del relato coral y de los tiempos orquestados como en una partitura, para conseguir sonrisas, suspiros de alivios o lagrimones a su debido tiempo (una forma de relato muy trend, que ya vimos hasta el hartazgos en Crash, 21 gramos y tantas otras), las “marcas” de autor de Iñarritu han desaparecidos, como en una película por encargo: si uno ve Babel sin saber quién es su director, nunca adivinaría que es de Iñarritu, excepto por…!la música de Santaolalla! Algunos grandes actores desaprovechados (Cate Blanchett, Koji Yakusho, Gael García Bernal), un par de máximas para tranquilidad de las almas de los espectadores (la violencia engendra violencia/ un marroquí puede ser bueno y un alemán, muy malo), y un discurso conservador, verticalista y moralizante, de pastor electrónico, hacen de Babel una dignísima película de la segunda era Bush (post-ejecución de Saddam, claro) y confirma que, a diferencia de sus compatriotas del Toro y Cuarón, Iñarritu vendió su alma a Hollywood por un puñado de dólares. Una pena. Calificación: 2