La ciudad del pecado

Otra película made in el fondo de la casa de Robert Rodriguez. Entre el deslumbramiento estético, la admiración por el modo de producción del director y el desinterés que me produce el comic, aquí va… La ciudad del pecado.

La Ciudad del Pecado (Sin City – EU – 2005 – Frank Miller, Robert Rodríguez y Quentin Tarantino como director invitado.)

Tomemos casi el total de adaptaciones de comics, en ellas es el cine el que toma la historia, los personajes o el mito. Es el comic al servicio del cine. En “La ciudad del pecado” la operación es a la inversa, es el comic tomando por asalto al cine. Lo que es entendible, esta codirigida por Frank Miller, el creador de la serie y Robert Rodríguez, un gran admirador del trabajo de este otro. Esto convierte a “La ciudad del pecado”, en parte, en una proeza estética, pero también en una extensión animada de la historieta, o lo que puede ser entendido como un mero ejercicio formal y hasta como una publicidad de 2 horas, para que el público compre la versión papel. La por momentos redundante voz en off, el plano inclinado, la sangre en blanco, todo esta en función de imitar el comic. El trabajo de Miller, Rodríguez y Tarantino se reduce al de simuladores y provocan la discusión: ¿Estamos ante una buena película? ¿Estamos ante buen cine? ¿O estamos ante otra cosa?

Superado el atractivo formal, al que el espectador ya se acostumbra pasado la media hora de película, se empiezan a notar las grietas. Y las fallas que muestra “La ciudad del pecado”, son las fallas que posee el comic. El universo de “La ciudad del pecado” es el del policial negro anacrónico, donde no faltan femmes fatales que portan ligas y portan armas, corrupción hasta en el Papa y cadáveres por doquier. Un universo habitado por un abanico de personajes sádicos y brutales, con ánimo de pecar, que esperan una buena oportunidad para soltar toda su furia. Y aquí reside el principal problema de “La ciudad del pecado”, los personajes son seres que no provocan empatía en el público, sino más bien distanciamiento. Un claro ejemplo es Marv, el personaje encarnado por Mickey Rourke –de lo mejor del reparto y que no entiendo por que no esta anunciado en los afiches-. Marv es de una brutalidad animal, aunque simpática, cuyos actos lo convierten en una bestia a la altura de sus enemigos. Un personaje mas parecido a un orangután que a un ser humano y con el que es difícil vincularse. Y las motivaciones de estos personajes por momentos rozan la ridiculez, ver como se encadenan los hechos en la historia que se centra en el personaje de Dwight (Clive Owen) demuestra lo que estoy diciendo. Cualquier excusa es buena para que se desencadene una wave of mutilation y ver grandes dosis de violencia estilizada, esa que tanto gusta a los adolescentes. Y es en ese ejercicio de violencia que la película logra distraer de las falencias que poseen las historias.

Creo que “La ciudad del pecado”, a pesar de todo, es una buena película, y más allá de su falta de profundidad, logre disfrutarla bastante. Como no gozar con una película en donde a un tipo le lijan la cara contra el pavimento, –escenita que me recordó a la francesa “Dobberman”-, o donde hay cabezas mutiladas que hablan. Y que placer fue verla en pantalla grande en un retrasado estreno, luego de verla en alguna de esas copias que anduvieron polulando por todos lados. Pensar que la posterior película de Rodríguez:, “The Adventures of Shark Boy and Lavagirl in 3-D” se estreno en nuestro país con anterioridad. ¡Como le gusta perder plata a los distribuidores! Y si ustedes gozaron con “La ciudad del pecado”, poganse contentos, por que Rodríguez –ese tipo con toda la onda que toca la guitarra mientras dirige- esta preparando la segunda.

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