Una mirada en la oscuridad

Como ocurrió hace poco con Tape, el costado mas experimental de Richard Linklater parece tener destino obligado al directo en DVD. Aquí, una mirada a Una mirada en la oscuridad, su nueva película, en la que se ocupa de adaptar nada menos que a uno de mis escritores preferidos: ¡Phillip K. Dick!

Una mirada en la oscuridad (A scanner darkly - EU - 2006 - Richard Linklater)

Phillip K. Dick es junto con Isaac Asimov uno de los escritores de ciencia ficción mas popular del mundo, y se ha convertido en gran objeto de culto gracias a su desbordante imaginación y la vigencia de algunos de los principales temas que propone su obra, como la percepción de la realidad, la manipulación mediática y las conspiraciones gubernamentales. Pero también, hay que decirlo, por su espíritu contracultural y su rockera inclinación hacia los excesos. Desde Blade Runner en 1982, casi una decena de sus cuentos y novelas han sido llevados a la pantalla, destacándose películas como El vengador del futuro y Minority Report: Sentencia Previa, y sus influencias se pueden rastrear en títulos de los más variados como Terminator, Abre los ojos o la Underground de Emir Kusturica (su novela La penúltima verdad cuenta la historia de un pueblo entero al que lo hacen vivir en sótanos convenciéndolo de que la superficie es inhabitable por consecuencias de una guerra.). Pero a pesar de ser un escritor muy adaptado, es Richard Linklater el primero que asume el riesgo de llevar al cine una de las obras de su etapa final, una etapa marcada por la autobiografía, el abuso de las drogas y una desesperada búsqueda religiosa.

Una mirada en la oscuridad nos situa en un futuro cercano -o tal vez en un presente alterno- en el cual un alto porcentaje de la gente es contratada para investigar a todos los individuos de la sociedad relacionados con una devastadora droga llamada Sustancia D. En Dick este contexto funcionaba (como él mismo comenta en una entrevista que contiene un documental de los extras del DVD.) como metáfora de los temibles aparatos de control del gobierno de Nixon, y en Linklater se extiende a una lectura directa de la Norteamérica de George Bush y su asfixiante estado de paranoia. La adaptación de la novela le sirve al director para mantener las constantes de su trabajo previo: la rebeldía y la disconformidad frente a una vida abúlica, rutinaria y centrada en el consumo, capaz de arruinar los sueños de cualquiera. Algo que se puede ver en Escuela de Rock, Los Osos de la Mala Suerte y la aún inédita Fast Food Nation (que por cierto: ya se puede conseguir en DVD Zona 1), un drama coral y de fronteras con México, que bien se puede presentar como el antídoto perfecto contra la Babel de Iñarritu. En una de las lineas que Linklater agrega al guión, el protagonista Bob Arctor (Keanu Reeves) se golpea la cabeza con la puerta de una alacena, y lo dice todo: “Me dí cuenta que no odiaba la puerta del armario. Odiaba mi vida, mi casa, mi familia, mi jardín, mi cortacéspedes. Nada cambiaría jamás. No podría esperarse nada nuevo. Tenía que cambiar, y así fue. Ahora en el oscuro mundo en que habito, cosas feas, sorprendentes, y a veces asombrosas, me apabullan constantemente. Y no puedo contar con nada.”

El cine de Linklater es un cine de evasión, de escapismo, y por eso se vale nuevamente en la técnica de animación del rotoscopeado (basada en dibujar sobre tomas realizadas en video con actores y decorados reales. La misma utilizada en Despertando a la Vida, aunque esta vez mejor desarrollada.) para lograr la atmósfera alucinógena, esquizofrénica y de realidades fluctuantes que necesita el relato. Y demuestra una vez más que tanto la animación como la ciencia ficción no son géneros menores solo destinados a un público infantil o nerd, sino que también pueden ser el medio ideal para logar un cine personal, profundo, complejo, y capaz de arriesgarse con hipótesis tremendas, como que tal vez la gente encargada de perseguir y curar a los adictos, muchas veces sea la misma gente que les produce y les vende las drogas. Calificación: 8

300

Cine facho, cuadrado y barrabrava. Ok, algunas de estas características también se pueden ver en Crank, a la que acá abajo le di una valoración positiva; pero no tiene ni la originalidad, ni la gracia, ni muchísimo menos el alma de la del pelado. Y por favor, no me la quieran comparar con Apocalypto.

300 (EU - 2006 - Zack Snyder)

En cualquier banda que se junte en la esquina de cualquier barrio (por ejemplo el mio: La Paternal) siempre hay una charla recurrente: aquella en la que se cuentan anécdotas de cómo uno solo apuró a varios y todos se le terminaron comiendo los mocos, o de cómo dos se la bancaron contra diez y - aunque terminaron con la cara rota- le pegaron a todos. En definitiva: aquella eterna charla para saber quién la tiene más larga. 300 es el tipo de películas que bien puede salir comentada en una charla de este tipo. La clase de cine del que puede estar orgulloso un barrabrava o cualquiera al que le guste pelearse seguido. Por que es en casi toda su extensión y de manera monótona y unilateral como ese desfiladero en el que perecen miles de persas, un canto al espíritu guerrero, a la habilidad para el combate, a la capacidad de unos pocos para enfrentarse contra muchos.

Seguramente hay algo irresponsable en la segunda película de Zack Snyder (irresponsable, inconsciente, por lo menos eso es lo que se quiere creer de un director que supo dar con la nueva versión de El amanecer de los muertos una de las mejores remakes de la historia del cine), y es la tremenda apología al poderío militar que se hace. Un discurso que fácilmente puede ser usado como propaganda por el gobierno de Estados Unidos y su cruzada campaña bélica. Por que Leónidas y sus espartanos se esfuerzan en demostrar que con valor y sobre todo con capacidad militar, unos pocos puedes destruir a cualquier enemigo asiático, sean los persas o sea quien sea (Irak, Iran, o los gigantes que se vienen: China, Corea, India). Así lo demostró la historia y lo seguirá demostrando, sino presten atención a las desproporcionadas cifras que arrojo hace poco el saldo de cuatro años de invasión a Irak, o a las jornadas que enfrentaron ferozmente a norteamericanos y somalíes a principios de la década pasada; representadas por Ridley Scott en La caída del halcón negro (película con la que 300 tiene mucho en común, principalmente la fascinación formal por las masacres en el campo de batalla). Claro que la palabra imperio en este caso esta puesta en el otro bando, y los buenitos son los espartanos y sus amigos griegos, ambos, tan belicosos y expansivos como cualquiera. Pero 300 se esconde tras el velo del deslumbramiento estético. Y en este sentido hay que reconocer que la película tiene su mérito, con una fotografía que genera una atmósfera única y un montaje que con aceleraciones y desaceleraciones permite una lucidísima percepción de la acción durante el combate. Pero la puesta en escena parece en casi todo momento basada en los greatest hits del cine épico. Llena de planos calcados de éxitos que van desde Los diez mandamientos (como en el que Leónidas y su tropa ven desde un peñasco a la flota persa sacudirse sobre el mar) hasta la Héroe de Zhang Yimou (como el de la lluvia de flechas sobre el final), por más que sus realizadores se esfuercen en dejar claro que se inspiraron en el comic de Frank Miller, antes que en cualquier otra cosa. Y también hay que decir que pasada la embriaguez que produce visualmente, queda lo que esta debajo de la superficie que -como pasaba con Sin City, la otra reciente adaptación de una obra de Miller- es poco satisfactorio.

El Leónidas de la película es el mas valiente, el más habilidoso, el más apuesto, pero es un vigilante, al que su raza casi lo desecha al nacer como un nazi podía llegar a desacerse de un judio, y capaz de discriminar al personaje de Efialtes solo por deforme. Los persas, en cambio, tiranos y todo, integran al deforme y al diferente, son mucho más interesantes y vistosos, y hasta tienen orgías en las que todo vale (el hipnótico y andrógino Jerjes, lejos, el mejor personaje). Por eso, Leónidas y sus trescientos espartanos (los libros de historia le suman cuatro mil griegos) serán los mas capos del mundo y todo lo que quieran, pero: ¡aguante los persas! Calificación: 4

Crank, veneno en la sangre

Algunas razones por las cuales el festival de Mar del Plata es mejor que el BAFICI:

1) Conjuga playa, cine y fiestas todos los días. 2) Al estar lejos uno se olvida del trabajo, las congestiones de tránsito, y mas: se prescinde del puto Hoyts y todo cine corporativizado. 3) La gente que se mueve hasta allí es gente a la que le cabe en serio. Sí, también hay muchas viejas a las que les coinciden sus días en el Pami hotel y no entienden nada cuando se meten a ver una de Miike. Pero les seguro, esas viejas tienen más cine en las venas que los conchudísimos snobs que agotan las entradas del BAFICI y después no van al cine ni diez veces en el resto del año. 4) La programación siempre es mejor (Aunque el BAFICI este año promete esmerarse). Mis highlights: Black Book (Verhoven), Big Bang Love Juvenile (Miike), Princess (Morgenthaler), La crisis causo dos nuevas muertes (Escobar, Finvarb), Regresados (Bernardt, Nardini), Wristcutters: A love story (Dukic) y Exiled (Johnny To).

Devuelta en la ciudad, y como me gusta comentar cine al que pueden acceder todos, una película que es cocaína en celuloide...

Crank, Veneno en la sangre (Crank – EU / Reino Unido – 2006 – Neveldine/Taylor)

Algunos a los que le recomendé esta película les resulto una garcha, un sinsentido total; a otros les encanto (y en este grupo me incluyo). Es entretenimiento, no mucho más, aunque me gustaría resaltar algunos puntos. A continuación, algunas de las razones por las cuales vale la pena ver Crank:

1) Solía tener un profesor en la facultad, que a pesar de su academicismo, resaltaba la importancia de la película Máxima velocidad como paradigma del cine desenfrenado, vertiginoso y onanista de los 90´. Crank parte de una idea similar a la de esta, pero ahora el que no puede bajar nunca la velocidad no es un micro, sino un chabón, y representa en todo sentido el tipo de espectadores en que nos estamos convirtiendo en los últimos años: sexo, drogas, violencia, lo queremos todo y al palo. Nos estamos acelerando, si antes era el zapping por cien canales de cable, ahora tenemos a youtube que nos permite ver lo que sea con solo nombrarlo. Y estas son las concecuencias.

2) Tiene una incorrección zaaaarpada. Sí tipos como Jackie Chan siempre se cuidaron durante años de no beber, no fumar y ni siquiera tener sexo en pantalla para no darle un mal ejemplo a los niños, el Chev Chelios encarnado por Jasón Statham es el anticristo de los héroes de acción. A los primeros diez minutos de la película ¡toma merca del piso de un baño!, después ¡revolea enfermos con muletas para que no lo atrapen los ratis!, ¡se coge a su novia enfrente de una multitud y encima se calienta con unas colegialas!, ¡un bardo terrible! La liberación de todo ese pathos reprimido en el interior de los héroes de acción del cine.

3) Si bien el cine siempre ha tenido muchos problemas para adaptar videojuegos, por el contrario, hay algunas películas que consiguen buenos resultados adaptándose ellas a las formas de los videojuegos (un buen ejemplo es Corre Lola Corre). En Crank, Chev Chelios tiene que correr para que no se acabe el tiempo, juntar objetos para no quedarse sin energía y más: la película deja hasta clarísima su inspiración en los fichines desde las secuencias de títulos de apertura y cierre.

4) Tiene una muy linda historia de amor en el medio, rara, bastante rara, pero en el final (y la película termina como tiene que terminar) toma forma y a uno le dan ganas de que Chelios se quede con su chica. Sí, amor loco, entre tanto huevo y descontrol. ¡Que ganas de despertarme un día y ser como el pelado! Calificación: 7

Rocky Balboa

Viaje de ida al Festival de Mar del Palta. Los de El Rápido Argentino regalan alfajorcitos Balcarce, sandwiches de miga envasados, y por si fuera poco: ponen Rocky en la pantalla. ¡Cine peronista, viejo y peludo!

Rocky Balboa (EU - 2006 - Sylvester Stallone)

En cada tramo de la película en que el personaje de Rocky debe enfrentar un obstaculo- como por ejemplo cuando un jurado de carcamanes no le quiere otorgar licencia para seguir boxeando o cuando su hijo yuppie le echa en cara vivir siempre a su sombra- lo que hace es hablar con su filosofia de la calle y el ring, con su prosa simplista y noble, aceptando sus limitaciones y desgarrandose frente a sus intelocutores con el corazón en la mano. Y la película de Stallone es justamente eso, un cine que sabe bien que es y que no, que apuesta a las emociones sencillas, sincero, emotivo, un cross a nuestros sentimientos más primarios. Para mi, que me crie viendo estas películas (todas en VHS y con amigos de la escuela festejando cada piña que Rocco le metía al negro Apollo o al ruso Ivan Drago.) me encanta ver que tanto Rocky Balboa como Sylvester Stallone (Acaso la misma persona) recuperen su dignidad, tanto uno como boxeador y el otro como heroe de acción. Por que mientras la otra gran estrella de la acción mainstream de las últimas décadas que es Arnie "gobernador de california" Schwarzenegger goza de jubilación de privilegio con su carrera en la política, Stallone vuelve para demostrar que lo suyo es el cine. Condenado a la indiferencia que generaron sus ultimos trabajos (Muchos ni siquiera estrenados en el cine, como Shade.) vuelve para demostrar su amor por su personaje y sus películas. Y si el boxeo es uno de los deportes más cinematograficos por que es el que siempre permite más anologías con la vida, esta película amalgama la épica deportiva con la historia de una persona que regresa para volver a ganarse el respeto y la dignidad, para demostrar que todavía se puede aunque los años castiguen, sea uno boxeador, cineasta o lo que fuere. Creanme muchachos, hasta casi me pongo a llorar. Rocky, te quiero loco. Calificación: 8

El culto siniestro

Ojo que si se ven esta película seguro que despues no me la quieren votar a la gorda Carrio.

El culto siniestro (The wicker man - Alemania / EU - 2006 - Neil LaBute)

Una nueva y fallida remake de otra película de terror de las setenta: esta vez el turno le toca a El hombre de mimbre, una de culto inglesa dirigida por Robin Hardy en el 73´. La versión de LaBute cuenta nuevamente la historia de un policía que acude a una isla habitada por una hermética y extraña comunidad consagrada a exóticos ritos páganos con el objetivo de investigar la desaparición de una niña; pero... agregando algunos cambios nada satisfactorios. Esta vez la sociedad isleña es gobernada por mujeres de macabros fines, mientras los hombres del lugar tienen un papel sumiso y secundario, lo que convierte a la película en una total pesadilla misógina. ¿Qué pasaría si el mundo estaría gobernado por el sexo femenino? El mensaje es claro: algo malo, algo muy muy malo. Lo que es de extrañar, teniendo en cuenta que Neil LaBute alguna vez realizo In Company of men cuando era indie. Pero más allá de su carácter reaccionario, la película falla por su imposibilidad de reproducir la atmósfera terrorífica y perturbadora de la original y por las dificultades que tiene para generar aunque sea un mínimo sustito. Por otro lado, Nick Cage agrega a su curriculum otro personaje psicológicamente atormentado y mogoliquísimo en gestos, que por momentos, hace dudarle a uno si se esta viendo una de terror, o una comedia. Calificación: 2

Más extraño que la ficción

Hoy comienza el Festival de Cine de Mar del Plata, así que a continuación algunas recomendadas de las que se estarán exhibiendo en La Feliz en estos próximos días.

Exiled: Johnny To la descose con este western urbano y espectral, y nos afirma que cada día, filma mejor. Taxidermia: Un relato generacional dividido en tres historias capaces de llevar al espectador a las sensaciones fisicas más extremas (Por las dudas, vayan con bolsita para vomitos). Visualmente impresionante y con uno de los finales mas impactantes que recuerde. Quien mato a la llamita blanca?: Roadmovie de estilo videasta sobre la Bolivia del Evo Morales. Una recorrida desde todos los aspectos por este país tan cercano como interesante. Si bien nos es de los mejor, les aseguro que se van a divertir (Incluye Cholita cagando en la calle). Bab´aziz: Una rareza, película africana sobre un abuelo y una niña camino a la meca. Con personajes en busqueda espiritual y mucho desierto, tanto, que uno termina de verla y cree que tiene arena en las zapatillas. Election 2: Más Johnny To. Y como pocas veces suele suceder, esta secuela es mejor que la primera. Devuelta el tema de fondo es la parte oscura de toda democracia y los mécanismos para acceder al poder. Y como en la anterior, no se dispara ni un solo tiro, y lo mejor: muere mucha gente.

Bueno, ahora si, pasemos a la película del día de la fecha.

Más extraño que la ficción (Stranger tha fiction - EU - 2006 - Marc Forster)

A menudo la voz en off es un recurso muy mal visto, muchas veces asociado a la incapacidad de un director o de un guionista para narrar mediante la imagen, como también a la necesidad de sobre-explicar tanto las acciones de los personajes, como sus universos internos. Más extraño que la ficción, como mucho del cine actual, comienza con voz en off, una voz que cuenta como es la vida de su protagonista, quién aparece en pantalla desde el primer minuto. En este caso, un oficinista metódico, rutinario y extremadamente racional llamado Harold Crick (Will Ferrell), en definitiva, un tipo con cero onda. Pero acá la vuelta de tuerca y el disparador de la trama, este Harold Crick repentinamente y sin importar el por que, descubre, o mejor dicho, comienza a escuchar esa voz en off omnisciente y ajena a su universo que se encarga de narrar su propia vida, y lo más alarmante: esta voz anuncia que le espera una muerte inminente. En lo primero que uno piensa al ver Mas extraño que la ficción, es que esta frente a una obra de la imaginación de Charlie Kaufman, y de hecho uno se sorprende cuando no lo encuentra en los títulos finales; sobre todo por los juegos narrativos que propone el guión, sus situaciones delirantes, y todo el coqueteo literario. Pero no, para sorpresa el autor es un tal Zach Helm, quién ante todo sufre la falta de un director como Spike Jonze o Michel Gondry (Tal vez de la misma manera que Gondry en su última película, The science of sleep, sufre la ausencia de un guionista de la talla de Kaufman). Por que si bien es cierto que Marc Forster no molesta del todo, nunca parece decidirse por que tono darle al relato, o con que géneros tratar, y mucho menos cuenta con la imaginería visual de los otros dos, perfecta para articularse con este tipo de historias. La propuesta de Helm es más que interesante, su guión propone cierta reflexión sobre el cinismo y la crueldad que sufren los personajes en el cine contemporáneo, victimas de las peores situaciones, y las muertes más sádicas y estúpidas. Partiendo de la misma premisa de la obra más celebre de Luigi Pirandello, su Harold Crick va en busca de su autor, de esa misma voz en off , para rebelarse contra su destino; tal vez de la manera que nunca lo puede hacer aquel Sam Neill de En la boca del miedo de John Carpenter, otro personaje atrapado en la ficción de otra persona. Y si lo puede hacer, es por que la película innova en algo: tanto el personaje como su autor viven en un mismo plano, o sea, en el mismísimo Estados Unidos donde todo puede ocurrir. Por eso Harold Crick encuentra y enfrenta a su autor, una desequilibrada escritora –encarnada con precisión por Emma Thompson- especializada en tragedias y famosa por las muertes que esboza para sus criaturas. El problema esta en que toda esta novedad, a falta de una construcción más cuidada termina por atentar contra el verosímil de la película. ¿Cómo es que Crick puede tener una existencia independiente a la que piensa su escritora? ¿O por qué es que no trata de detenerla a la fuerza antes de que lo mate desde su teclado? Estas son solo algunas de las preguntas para las cuales algunos encontraran respuestas y a otros no les dejaran de hacer ruido. Pero a pesar de esto, lo que mas importa en Mas extraño que la ficción, es que materializa aquella cautivante posibilidad pensada alguna vez por Lewis Carroll, de que en la misma manera que hay personajes que son producto de nuestra imaginación, nosotros también podemos ser personajes producto de la imaginación de otras personas. Calificación: 6

Diamante de sangre

¿Que mierda le ven a esta película?

Diamante de sangre (Blood Diamond - EU - 2006 - Edward Zwick)

Si uno revisa la filmografía de Edward Zwick (Que incluye títulos como Leyendas de pasión, Contra el enemigo, Valor bajo fuego y la reciente El último samurai.) pronto comprueba que se trata de un director torpe y tosco. Características que se pueden ver en la manera en que en Diamante de Sangre presenta sus personajes, filma las escenas de acción, o en que planea -o mejor digamos, nunca planea- la edición desde el rodaje. Siempre da la sensación que tiene material para hacer una mejor película, pero apenas si las termina con un poco de oficio. Algo así como un albañil cinematográfico, digamos. Por que, para dar un ejemplo, es tan bruto el modo en que pone en escena los tiroteos y las másacres en Sierra Leona, que los negros armados nunca parecen seres humanos, y los negros victimas caen como si nada, o peor: como si fuesen parte de un costoso decorado. Encima la película pretende darsela de humanitaria. ¡Humanitaria la pelotas! Esto es Hollywood haciendo un show de eventos que fueron horribles. Y vamos, que Di Caprio ya se sabe que es buen actor hace rato, que su personaje de tipo duro le sale mejor (por que ahí contaba con un director como la gente) en Los Infiltrados, y que con Jennifer Connelly hace la pareja mas linda del mundo, pero ni siquiera es capaz de rozarle un pezón. ¡Que injusticia para el espectador! Calificación: 3

Ricky Bobby: Loco por la velocidad

Hay una nueva de Will Ferrell editada directo al DVD. Miren la fotito: ¡encima labura con Sacha Baron Cohen!

Ricky Bobby: Loco por la velocidad (Talladega Nights: The ballad of Ricky Bobby - EU - 2006 - Adam McKay)

Con Ricky Bobby Ferrell vuelve a la autoría del guión, y lo hace nuevamente junto con el director Adam McKay. Ambos ya habían trabajado juntos en El reportero, otra que se caracteriza por la explotación de un sub-mundo determinado. Y si en El reportero le exprimían el jugo a las posibilidades que podía ofrecer el universo de los periodistas televisivos, en Ricky Bobby lo hacen con el de los corredores de formula Nascar. Un mundillo adicto a la velocidad, las tetas, y la cultura chatarra. El personaje de Ricky es dado a luz a 150 km por hora (Sí, a la madre se lo sacan del vientre clavando los frenos a esa velocidad.) y cuando crece, azarosamente se ve involucrado como corredor y pronto se transforma en el mas grande dentro de su categoría, hasta que -y acá empieza el conflicto- un piloto francés de formula 1 ¡que para colmo es gay! le quita el puesto. Si bien es cierto que a Ricky Bobby le sobran algunos minutos y que su historia contagia todo el tiempo una sensación de deja-vu (Es imposible dejar de pensar en la reciente Cars, por ejemplo), la película es entretenimiento asegurado, mucha velocidad, bocha de chistes buenos; pero además tiene lo mejor de muchas de la comedias del gran Will y de buena parte de la comedia norteamericana contemporanea. Primero, grandes personajes secundarios. John C. Reilly la rompe a pesar de su inexperiencia en comedias y Sacha Baron Cohen (Borat), se saca chispas en el duelo face-to-face con Ferrell. Todos parecen pasarla bien, y mas importante aún: saben trabajar en equipo. Segundo, espíritu: la película cuestiona y se ríe de la intolerancia, la homofobia (y xenofobia) y toda esa odiosa cultura de ganadores a cualquier precio que habita principalmente en la derecha norteamericana y que es encarnada en el personaje de Ferrell, un texano brutísimo pero de buen corazón. Ricky Bobby es un triunfo de la diversidad, de la aceptación, ya sea de un padre borracho y forajido en la onda Dean Moriarty de En el camino, como de un piloto gay que lea a Camus mientras corre a 200 km por hora. Y tercero, por el enorme carisma de su protagonista, este lungo de 1,92m de altura, de rostro redondeado y ojos diminutos que parece tener siempre la pose o el gesto ideal para cualquier chiste. El humor de Ferrell es inocente pero nunca ingenuo, lo suficientemente apto para hacer reír a todos, sin nunca molestar a nadie. Tan físico y banal, como muchas veces inteligente. El propio de la clase de cómico querible y entrañable que uno invitaría a su fiesta de cumpleaños. Calificación: 7