Corresponsales del peligro (The hunting party – EU / Croacia / Bosnia – 2007 – Richard Shepard)
Corresponsales del peligro parte de una pregunta, un poco ingenua, que muchos alguna vez nos hicimos: ¿por qué no ir y acabar directamente con los Saddam Husseim o los Bin Laden del mundo si tanto mal le hacen a la humanidad? Total, nos dice, como también nos hemos dicho a nosotros mismos en más de una ocasión: a EU y a los países de bien les sobra inteligencia y capacidad militar como para hacerlo. La película indaga en este planteo, como también en otros temas importantes: la guerra, el deber del periodismo, el fino limite entre ficción y realidad, etc; y lo hace con frescura, con humor, con agilidad. Con una fotografía colorida y una puesta en escena que coquetea con lo videoclipero y lo publicitario; un poco a la manera de la reciente El Señor de la guerra, aunque sin el cinismo y el exceso de canchereo de aquella. Hasta acá todo bien, el problema es que con el correr de su relato cae en el más puro convencionalismo, tanto como para resolver situaciones como para justificar a sus personajes; lo que la va tornando cada vez más liviana hasta lograrla aburrida e intrascendente. Que el personaje de Richard Gere busque al tiránico de turno y se enfrente a las grandes cadenas de noticias, no por ideales, sino por que le mataron a su jermu (lo que es caer en el lugar más común del melodrama), pega para atrás. Y hay tantos momentos de esos que uno dice “esto ya lo vi en otro lado y no me puedo acordar donde” (ejemplo: cuando el pendejo hace zafar a los dos protagonistas haciéndolos pasar por miembros de la CIA o cuando el personaje de Gere reconoce a un viejo amigo segundos antes de que lo ejecuten) que la convierten en una pavada más, superficial y carente de riesgo. Pavada simpática, entretenida, de esas que amagan en algunos momentos con convertirse en algo interesante, pero pavada al fin. Calificación: 4
Corresponsales del peligro parte de una pregunta, un poco ingenua, que muchos alguna vez nos hicimos: ¿por qué no ir y acabar directamente con los Saddam Husseim o los Bin Laden del mundo si tanto mal le hacen a la humanidad? Total, nos dice, como también nos hemos dicho a nosotros mismos en más de una ocasión: a EU y a los países de bien les sobra inteligencia y capacidad militar como para hacerlo. La película indaga en este planteo, como también en otros temas importantes: la guerra, el deber del periodismo, el fino limite entre ficción y realidad, etc; y lo hace con frescura, con humor, con agilidad. Con una fotografía colorida y una puesta en escena que coquetea con lo videoclipero y lo publicitario; un poco a la manera de la reciente El Señor de la guerra, aunque sin el cinismo y el exceso de canchereo de aquella. Hasta acá todo bien, el problema es que con el correr de su relato cae en el más puro convencionalismo, tanto como para resolver situaciones como para justificar a sus personajes; lo que la va tornando cada vez más liviana hasta lograrla aburrida e intrascendente. Que el personaje de Richard Gere busque al tiránico de turno y se enfrente a las grandes cadenas de noticias, no por ideales, sino por que le mataron a su jermu (lo que es caer en el lugar más común del melodrama), pega para atrás. Y hay tantos momentos de esos que uno dice “esto ya lo vi en otro lado y no me puedo acordar donde” (ejemplo: cuando el pendejo hace zafar a los dos protagonistas haciéndolos pasar por miembros de la CIA o cuando el personaje de Gere reconoce a un viejo amigo segundos antes de que lo ejecuten) que la convierten en una pavada más, superficial y carente de riesgo. Pavada simpática, entretenida, de esas que amagan en algunos momentos con convertirse en algo interesante, pero pavada al fin. Calificación: 4