El Lunes pasado, cuando asistí a la privada de prensa de El hombre araña 3, en una vigilanteada sin precedentes la compañía que organizaba el evento hizo que todos los periodistas dejaramos en la puerta los celulares (si es que estos tenían camarita, claro) y hasta nos pasaron detectores -como esos que tienen en los aeropuertos- para cerciorarse de que no tuviéramos ningún instrumento de filmación encima. Hoy, Domingo, y de cualquier manera, la copia pirata de la película ya esta sobre los caballetes del Parque Rivadavia. ¡Me alegro por forros! Muchachos, ¿para que molestarse si los rusos hacen el trabajo?
A continuación un caso raro: una ganadora del Oscar a la mejor película extranjera que realmente me gusto.
La vida de los otros (Das Leben Dar Anderen – Alemania – 2006 – Florian Henckel Von Donnersmarck)
La vida de los otros pinta desde un comienzo como un simple thriller sobre persecución política, persecución dada entre un miembro de la Stasi (institución dedicada al control y vigilancia en la Alemania del este) y un dramaturgo sospechado de disidencia intelectual. Pero hay bastante más. En principio, una mirada crítica a lo que fue el socialismo en algunos países, donde –y como pasaba en Rebelión de la granja de George Orwell- muchas veces se terminaba por hacer difícil el diferenciar a cerdos de hombres (lo que pasa en particular con el personaje de ese gordo repugnante que se quiere coger a toda costa a la jermu del protagonista). Luego, el interesantísimo juego del doble que propone, en el cual perseguido y perseguidor son como las dos caras de la misma moneda; de ahí que muchas de las escenas estén planteadas acertadamente mediante plano y contraplano (como pasa en la del teatro con los binoculares, donde se da un momento de tensión sadista que remite bastante a Salo y los 120 días de Sodoma de Passollini). Y por último, el heroísmo casi Fordiano que muestra, ese en el que el héroe se juega todo por más que sepa que no va a conseguir nada a cambio, que no le espera el reconocimiento sino la sombra, pero que a cambio va a tener la confortación de haber hecho las cosas bien y con total humanidad. Después, solo se le puede reprochar su extenso epílogo, que son por lo menos quince minutos que dicen todo lo que ya estaba dicho (aunque con esa escenita en la que casi se me caen las lágrimas, donde George Dreyman ve desde un taxi a Haumptmann laburando de cartero) y también que si el director hubiese puesto un poco más de pasión, un poco mas de garra en la puesta en escena, hubiese generado un suspenso mucho mayor en varios tramos. Pero tal vez para eso, tendría que no ser alemán. Calificación: 8
2 comments:
lo que me pasa con esta película es que mucha gente distinta me la recomendó.
Mis viejos, un compañero de la facultad, vos y el sereno. Habrá que ver...
Abrazo, amigo
Muchacho odiante: parece que hubieras excarvado en mi cerebro para escribir esta nota...
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